El juez Marcelo Benavides procesó a Antolín Cerda por el homicidio de Lucas Ibáñez, pero consideró que el agresor actuó bajo "emoción violenta", por lo que no le dictó la prisión preventiva.
La decisión del magistrado obedeció a los incuestionables informes de psicólogos y psiquiatras del Poder Judicial.
Neuquén > El suboficial de la Policía Antolín Cerda, imputado por el crimen del agente del Servicio Penitenciario Lucas Ibáñez, fue procesado sin prisión preventiva por el titular del Juzgado de Instrucción Cinco, Marcelo Benavides. El juez entendió que el comportamiento del acusado se encuadra en la figura de “emoción violeta”, por lo que resolvió dejarlo en libertad de forma inmediata.
La decisión del magistrado, que fue adoptada prácticamente cuando se vencía el plazo procesal, obedeció a los incuestionables informes de psicólogos y psiquiatras del Gabinete Forense del Poder Judicial que, por separado, afirmaron en forma coincidente que, al momento de cometer el homicidio, Cerda se encontraba en un estado de emoción violenta.
El juez explicó que la persona en “estado de emoción violenta” tiene una obnivulación parcial de la conciencia, lo que significa “que cuando uno tiene un impacto que lo lleva a tener una conciencia disminuida, en alguna parte puede eliminar las barreras o los frenos inhibitorios y lo lleva a accionar de una forma que con plena razón no lo haría”.
En la calle
El asesinato de Ibáñez se produjo durante las primeras horas de la noche del jueves 4 de julio, en la calle Fotheringham al 600 de esta ciudad y frente a numerosos testigos.
La motivación estaría centrada en celos que el asesino tenía de su mujer, a quien sorprendió en compañía de Ibáñez circulando en un vehículo por el centro de la ciudad.
Por eso abordó un taxi y le pidió al chofer que siguiera al auto que ocupaba su novia, que tras algunas vueltas detuvo su marcha en calle Fotheringham al 600.
Según la investigación, Cerda descendió del taxi y arremetió contra los ocupantes del rodado. Se presume que habría apartado a la joven de su línea de disparo y acribilló a balazos al penitenciario, que estaba sentado en el asiento del conductor.
El agresor, que trabajaba en la Comisaría Segunda, utilizó una pistola calibre 9 milímetros Bersa para asesinar a Ibáñez, según constataron los peritos.
Los forenses que le realizaron la autopsia a Ibáñez confirmaron que fueron 14 los balazos que impactaron en su cuerpo y le provocaron su muerte en forma casi inmediata.