Es posible que este 1 de mayo
no sea igual que otros. Se producirán las manifestaciones habituales,
pero a las pancartas reivindicativas se unirá la preocupación por la "epidemia de desempleo", como la definió la OIT
Históricas cifras de desempleo en España; Grecia, Irlanda y Portugal rescatados por la Unión Europea (UE), recesión en media Europa, y una cúpula política que parece no acertar con la fórmula para salir de la crisis. Mañana también se celebra el Día del Trabajo en el Viejo Continente, pero ¿qué se puede festejar?
La referencia histórica es obligada y, como cada año, se recuerda en medio planeta a los "mártires de Chicago", los sindicalistas anarquistas ejecutados en los Estados Unidos por participar en actos reivindicativos en pro de la jornada laboral de ocho horas, con origen en la huelga del 1 de mayo de 1886 en esa ciudad.
Pero lo que en principio se planteaba como combate para limitar el la
jornada laboral, y posteriormente la lucha por lograr vacaciones
retribuidas, hoy en día se ha convertido en una reivindicación mucho más
dramática y básica: el derecho a poder trabajar, consagrado en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El año 2011 acabó en la UE, según datos de la agencia estadística del bloque, Eurostat, con una tasa de desempleo de casi el 10 por ciento, mientras España
mantuvo el triste podio de socio con más personas sin trabajo, con una
tasa del 23 por ciento. Y las previsiones -incluidas las del propio
gobierno de Mariano Rajoy- apuntan a que se podría superar el 24 por ciento a fines de 2012.
Casi todas las perspectivas apuntan a la incertidumbre, a un panorama
-al menos a corto y medio plazo- poco claro en términos de empleo en
Europa. Los expertos vaticinan que incluso cuando la economía europea
logre salir con claridad de la crisis, el empleo tardará más en
recuperarse.
Mientras, en el seno de la UE crecen las voces en pro de políticas de crecimiento, acompasadas con la necesaria austeridad en las cuentas públicas, como preconiza la canciller germana, Angela Merkel, o la Comisión Europea.
Entre otros, el premio Nobel de Economía de 2008 Paul Krugman,
desde sus tribunas en prensa y en otros foros de expertos, considera
que la UE se está "suicidando" económicamente al no aplicar políticas de
estímulo junto a los recortes.
Es posible que este 1 de mayo, al menos en Europa, no sea igual que
otros. Se producirán las manifestaciones habituales en los puntos más
céntricos de las grandes urbes, pero a las habituales pancartas
reivindicativas se unirá la extrema preocupación por la "epidemia de
desempleo" que pronosticaba ya en 2011 la Organización Mundial del Trabajo (OIT).
Mientras regiones del mundo como América Latina o Asia parecen
casi paradisíacas a ojos de algunos socios europeos pues allí florece
todavía el empleo, Europa, según la organización con sede en Ginebra,
parece un terreno marchito, donde los brotes verdes del crecimiento,
salvo excepciones como la alemana, no acaban de surgir.
Tal como recuerda la OIT en su informe sobre el mercado laboral para
2012, desde finales de 2007, con el estallido de la crisis económica
global, se han perdido cerca de 50 millones de empleos. Pero el gran
problema, sostienen sus expertos, es Europa y muy concretamente España,
con una tasa de desempleo juvenil que supera el 50 por ciento.
La OIT da en ese sentido la razón a quienes, como Krugman, sostienen que la austeridad a ultranza no basta. "¿Cómo salir de la trampa de la austeridad?",
se pregunta el organismo. Las medidas adoptadas (de recortes), entre
otros, por el Gobierno español "no se han traducido en una reducción
significativa del déficit fiscal", apunta.
Los líderes de Europa, en especial el eje franco-alemán, y más
especialmente la canciller germana, también parecen modificar su
política contra la crisis, basada hasta ahora sólo en la austeridad, y
desde Berlín, Merkel anuncia ya una "agenda para el crecimiento" de cara
a la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de junio próximo.
El cambio de rumbo de la UE también se traduce en otras acciones concretas. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy,
anunciaba la semana pasada que está considerando la posibilidad de
organizar, tras la segunda vuelta de las elecciones francesas este
domingo, una cumbre europea dedicada al tema.