Se trata del Planchón Peteroa, ubicado al norte del Puyehue. Se estabilizó pero no se descarta la emisión de cenizas.
Las autoridades chilenas siguen de cerca el estado del complejo volcánico Planchón Peteroa, ubicado en la cordillera de la Provincia de Curicó, al norte del volcán Puyehue. El incremento de la actividad sísmica y de las emisiones de cenizas desde el macizo mantiene la zona en alerta amarilla desde el pasado 30 de abril.
Si bien las autoridades de la región realizaron un sobrevuelo por el sector y constataron una disminución de la actividad, no descartan una posible emisión de cenizas.
El gobernador Rodrigo Galilea informó que "la observación permite entregar señales de tranquilidad a la población del sector, ya que sólo hay emanaciones de gases con una fumarola persistente de color blanco en el mismo cráter, pero no se registra actividad eruptiva y tampoco percepción de sismos", según publicó el diario El Mercurio.
Por este motivo, un geólogo del Servicio Nacional de Geología y Minería chileno (Sernageomin), José Antonio Naranjo, adelantó que se podría bajar de nivel 3 a 2 la alerta amarilla que rige en la zona.
El perito explicó que el volcán "tuvo una reactivación a mediados de abril y se intensificó con altibajos a principios de mayo. Sin embargo, ahora está en lo que técnicamente llamamos 'actividad habitual', vale decir, sin emisión de cenizas y tampoco percepción de sismos".
Según dijo, los principales problemas que podrían presentarse en caso de que comenzara una erupción sería "la caída de cenizas en el río Claro, que provocaría problemas de contaminación" en la zona.
Expertos chilenos monitorean además el comportamiento del Descabezado Grande, que también podría presentar actividad volcánica.
Las autoridades chilenas siguen de cerca el estado del complejo volcánico Planchón Peteroa, ubicado en la cordillera de la Provincia de Curicó, al norte del volcán Puyehue. El incremento de la actividad sísmica y de las emisiones de cenizas desde el macizo mantiene la zona en alerta amarilla desde el pasado 30 de abril.
Si bien las autoridades de la región realizaron un sobrevuelo por el sector y constataron una disminución de la actividad, no descartan una posible emisión de cenizas.
El gobernador Rodrigo Galilea informó que "la observación permite entregar señales de tranquilidad a la población del sector, ya que sólo hay emanaciones de gases con una fumarola persistente de color blanco en el mismo cráter, pero no se registra actividad eruptiva y tampoco percepción de sismos", según publicó el diario El Mercurio.
Por este motivo, un geólogo del Servicio Nacional de Geología y Minería chileno (Sernageomin), José Antonio Naranjo, adelantó que se podría bajar de nivel 3 a 2 la alerta amarilla que rige en la zona.
El perito explicó que el volcán "tuvo una reactivación a mediados de abril y se intensificó con altibajos a principios de mayo. Sin embargo, ahora está en lo que técnicamente llamamos 'actividad habitual', vale decir, sin emisión de cenizas y tampoco percepción de sismos".
Según dijo, los principales problemas que podrían presentarse en caso de que comenzara una erupción sería "la caída de cenizas en el río Claro, que provocaría problemas de contaminación" en la zona.
Expertos chilenos monitorean además el comportamiento del Descabezado Grande, que también podría presentar actividad volcánica.