Un extraño pueblo fantasma que permaneció un cuarto de siglo bajo el agua ha reaparecido en las tierras de labranza al sudoeste de Buenos Aires. La ciudad de Epecuén fue una localidad turística junto a un lago muy concurrido hace más de 25 años, sus 1.500 habitantes atendían un promedio de 20.000 turistas cada temporada. Los balnearios de agua salada eran el principal atractivo en esta ciudad, los mismos trenes que exportaban cereales a todo el mundo traían visitantes desde la capital, esto, durante la época de oro de Argentina.

El lago, se desbordó en noviembre de 1985, tras una tormenta de gran intensidad seguida por varios inviernos lluviosos en el hemisferio austral. El agua logró derrumbar el muro de contención e inundó las calles del pueblo. Las personas lograron huir pero a los pocos días sus casas quedaron sumergidas bajo casi 10 metros de agua salada.
28 años después el agua se ha retirado casi en su totalidad. El escenario que se ha descubierto parece tomado de una película sobre el fin del mundo y aunque el pueblo no ha sido reconstruido otra vez atrae gran cantidad de turistas ansiosos por ver los restos oxidados de automóviles y muebles, casas derruidas y electrodomésticos ruinosos.