El dueño tomó la decisión pese a que dijo que el animal nunca había atacado antes. Dina Huapi cuenta con normativa para el control canino que no se ha implementado.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Serapio "Pelusa" Lavayén y Ariel se conocieron el sábado sin proponérselo. Serapio repartía boletas del servicio de agua de la Municipalidad de Dina Huapi cuando lo atacó un dogo argentino que salió del terreno de Ariel.
El ataque fue feroz. El cartero quedó con heridas graves y estuvo en la terapia intensiva del Sanatorio San Carlos. Ayer, su evolución era favorable y ya estaba en una sala común. Pero las marcas de las lesiones están en su cuerpo.
En 42 años de trabajo como cartero es la primera vez que lo ataca un perro con tanta ferocidad. "Alguna vez me mordió un perro, no voy a negarlo, pero un ataque así, aún no lo puedo creer", relató el hombre de 63 años a "Río Negro".
En Dina Huapi, Ariel vive su propio tormento. Aseguró a "Río Negro" que lo único que le importa es que el hombre se recupere. Se lo ve afligido por lo que ocurrió. Contó que trasladó en su camioneta a Serapio la tarde del sábado al sanatorio. Recordó que estaba perplejo cuando vio la escena.
El hombre estaba tirado sobre la calle Perú al 200 frente a su vivienda, mientras su perro lo mordía. Cuando lograron sacarlo al perro, esperó por la ambulancia junto al cartero ensangrentado y como no venía, decidió trasladarlo hasta Bariloche. Había llegado hace una semana a Dina Huapi escapando de la inseguridad, porque le habían robado dos veces en Bariloche, y ocurrió el ataque de su perro "Malevo".
Ariel explicó que no alcanzó a cerrar el cerco por donde escapó "Malevo" y el ovejero alemán. No encuentra una explicación del hecho. Afirmó que Malevo en siete años nunca había atacado a nadie.
Cuando regresó desde Bariloche el sábado por la tarde, resolvió sacrificar al dogo porque según él fue el atacante. Fue una decisión muy dura. Pero consideró que era lo mejor porque había quedado muy consternado por lo que había pasado.
No dio detalles de cómo lo sacrificó. Pero el recuerdo lo pone mal. "Sólo deseo que el hombre se mejore", repitió. El ovejero anoche estaba atado en el patio. Ariel dijo que está al tanto de que hay una denuncia penal en su contra por el hecho que inició de oficio la Policía. Cree que es correcto y está dispuesto a afrontar las consecuencias.
En el sanatorio, Serapio relata que el mayor dolor lo tiene en su mano izquierda, que podría estar quebrada.
También tiene mordeduras de los perros en la otra mano, en la cara y el cuello. Recordó haber sido despedido del Correo Argentino cuando se privatizó y desde entonces trabaja para empresas privadas.
Consultado por este diario si iniciará una demanda contra el dueño de los perros respondió que no lo ha analizado. Espera que su caso sirva para que la gente que tiene perros grandes y agresivos, los mantenga en predios cerrados donde no puedan escaparse. Evaluó que si los canes hubieran atacado a un niño, tal vez lo hubiesen matado.