Breve Reseña

Esta emisora de radio nace por una necesidad de comunicación que tenía la zona de Piedra del Aguila y sus alrededores.
Por aquellos tiempos un soñador llamado Oscar Isaac Lillo emitía por primera vez un 13 de octubre de 1986, la radio experimental Piedra del Aguila en amplitud modulada.
El objetivo siempre fue servir a las instituciones, destacar los parajes, sus pobladores (que por diversos motivos aun continuan aislados en zonas rurales), el mensaje comunitario, el llamado urgente etc., son frases que se destacan en la actualidad.
Los pobladores de estos lugares siempre están espectantes de la información y diversos acontecimientos que se producen en la localidad, en el País y el exterior debido a la cambiente realidad actual.
Hoy el medio de comunicacion va actualizandose tecnologicamente de acuerdo a las innovaciones que se producen en el campo de la radiodifusión.

Cuatreros no dan tregua en San Martín de los Andes

Contabilizaron 32 animales robados en un mes a propietarios de la zona de "callejones rurales". Creen que la carne se vende en la región, a particulares o en carnicerías cómplices.

SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ASM).- El cuatrerismo está diezmando los planteles vacunos de propietarios cuyos predios dan a los llamados "callejones rurales" de esta ciudad. En los últimos 30 días han contado la desaparición o faena clandestina de 32 animales. Así lo confirmó la vecina Corina Pelletieri, quien a la vez citó el caso de al menos otros seis ganaderos cuyos vacunos fueron muertos y faenados en pleno campo.
El sector en cuestión abarca la porción norte del valle del Lácar o Vega sanmartinense, con eje en los callejones Gingins y Torres. También se extiende hacia el este, donde se hallan estancias privadas ubicadas cerca del aeropuerto regional Chapelco. "Muchos denunciamos el robo de ganado pero otros ya ni lo hacen, porque esto viene de hace mucho tiempo sin solución", dijo Pelletieri.

La mujer dijo que "no sólo se roban los vacunos, también lo hacen con los equinos que son nuestra herramienta de trabajo (son prestadores del servicio turístico de cabalgatas). Ayer mismo nos desapareció una yegua valuada en 11.000 pesos".
Estimó que cada vaquillona, ternero o novillo robado tiene un valor de entre 4.000 y 6.000 pesos, lo que permite dimensionar el perjuicio que están sufriendo quienes no son ganaderos con planteles o rodeos importantes sino pequeños propietarios. Pelletieri explicó que "según lo que hemos contado con los vecinos, han 'cuatrereado' 32 vacas en los últimos 30 días, lo que ya es insostenible, así que a la gente no le queda otra cosa que vender lo poquito que le queda para evitar más perjuicios".
La vecina sospecha que el abigeato tiene por destino la comercialización clandestina de la carne en la misma región, tanto con venta entre particulares como en carnicerías. La misma tesis fue abonada por fuentes vinculadas con la investigación de hechos similares en la región sur del Neuquén. Según estas referencias, los cuatreros ubican a los animales con luz diurna y por la noche ingresan a los cuadros para proceder a la captura y robo o directamente a la faena en el lugar. Es así que en ocasiones se encuentran sólo las vísceras, las patas y las cabezas de los vacunos.
Las mismas fuentes dijeron que la carne despostada puede ser vendida en la zona de manera clandestina a particulares, u ofrecida a comerciantes inescrupulosos que la ponen en mostradores y ganchos como si fuese adquirida de manera legal. Los investigadores coinciden en que, por lo general, los vacunos faenados de forma clandestina en la zona se comercializan en la misma región, entre Junín de los Andes y Villa la Angostura.
Por otra parte, señalaron que la cantidad de hechos ocurridos en las últimas semanas resulta reveladora de que no se está frente a casos de furtivismo o robo de ganado por razones de subsistencia, sino de redes de abigeato cuyo objetivo es la comercialización. Naturalmente existen controles bromatológicos de ingreso de carne a los negocios de la zona, pero las fuentes recordaron que una vez despostado el animal resulta imposible diferenciar una pieza de otra en el mostrador.