Se busca que la situación quede regularizada hacia fin de año. El objetivo es generar condiciones de seguridad para que no se produzcan accidentes, además de evitar conflictos en tierras privadas.
Neuquén > El gobierno neuquino ya relevó la mitad de los callejones de arreo de la provincia con el objetivo de concluir este trabajo para la próxima veranada. Se busca así evitar accidentes y conflictos por el paso de animales en tierras privadas, como así también fomentar el turismo en torno a la trashumancia.
“Se están relevando 12 callejones y hay un total de 25. Hay muchos que no tienen conflictos, cuando pasan por tierra fiscal no hay problemas, pero sí cuando son privados o superficiarios que tienen permiso de ocupación”, explicó a este diario el subsecretario de Tierras de la provincia, Eduardo Ferrareso.
El trabajo de la subsecretaría consistirá en que se utilicen lugares disponibles y seguros. “Para la veranada que viene tendremos todos relevados con las propuesta de solución. En algunos casos vamos a alambrar, en otros deberá haber marcas para el tránsito, la inclusión de la Policía y la gente de producción. No vamos a hacer este control en un año pero sí las rutas”, explicó el funcionario.
Propuesta
Con el diagnóstico, el Gobierno hará una propuesta que se discutirá con la que lleven las organizaciones de campesinos. Para eso se elaboró un mapa en donde se identificaron los conflictos y la situación dominial de la tierra.
Con relación a los accidentes que se dieron en los últimos tiempos -fundamentalmente sobre al Ruta 43- donde autos particulares, ómnibus o camiones terminaron atropellando animales que venían en piños (grupo de animales guiados por un criancero), Ferrareso señaló que el propósito es evitarlos a partir de la implementación de las medidas mencionadas pero que en algunos tramos se hace inevitable el tránsito de animales por la ruta.
Tierras y títulos
“Si el criancero tiene un campo, lo utilizó bien y tiene la aguada, se le puede dar un título con algunas restricciones, pero la tierra de la veranada debe ser fiscal para salvar el patrimonio cultural”, advirtió Ferrareso. “Hay muchos veranadores que han alambrado y que utilizan el lugar como si fuera un privado y no se puede hacer eso. Por esta razón hay que hacer un relevamiento que empieza en la invernada y terminan en la veranada”, acotó.
Se calcula que por un callejón troncal pueden pasar unos 300 piños que, en su mayoría, inician el camino desde el centro de la provincia hacia el norte y se bifurcan por distintas huellas.. “Por el permiso de veranada uno puede saber quiénes son, de dónde vienen, cuál es el lugar de invernada, cuál el destino y qué ruta se utiliza”, precisó el subsecretario de Tierras. Ferrareso informó que el año pasado se entregaron unos 1.200 permisos de veranada, fundamentalmente en la zona norte, con crianceros que llevan entre 1.500 y 2.000 animales, la mayoría de ellos chivos, aunque también arrean vacas y caballos.
La salvedad es que algunos hacen tránsito de la veranada y otros no, con lo cual la población de animales puede ser mayor. “Ahora tenemos que controlar la veranada que están bajando y ver si la marca de los animales corresponde con el permiso, ya que hemos encontrado que en algunos casos ha habido gente que los vende”, apuntó el funcionario provincial.
El tránsito de animales significa relevar unos 3.000 kilómetros que son las huellas históricas, que se modificaron por la aparición de títulos privados y que representa el problema más serio a solucionar. La intención del Gobierno es tener un plan integral de la trashumancia.
Una práctica ancestral
Neuquén > La trashumancia es una actividad ancestral que, si bien se desarrolla en Mendoza, Chubut y Río Negro, tiene su mayor incidencia en Neuquén. Es en el noroeste de la provincia donde mayor cantidad de crianceros trasladan sus animales desde tierras poco fértiles hasta las regiones más elevadas.
Hay quienes hacen recorridos que van desde los 50 a los 70 kilómetros, y algunos mucho más, como el caso de los piños que salen desde los Chihuidos y terminan en Varvarco, con travesías que implican dos o tres meses de duración.