Hay seis operadores del área de Salud Mental y tres de ellos están
abocados exclusivamente al tratamiento de la mujer condenada por el
crimen de su marido, el exgobernador Soria.
CIPOLLETTI (AC).- La presencia de Susana
Freydoz en el hospital de Cipolletti genera sobrecarga en los empleados y
complica el trabajo cotidiano. La mujer, que está condenada a 18 años
de prisión por el asesinato de su marido, el exgobernador Carlos Soria,
debe estar acompañada por operadores del área de Salud Mental las 24
horas. La institución cuenta con seis profesionales capacitados para
realizar esa tarea y tres de ellos deben estar abocados al cuidado de la
paciente que está detenida en una habitación del sector de Clínica
Médica.
"Cuesta sostener el acompañamiento terapéutico de la paciente, un hospital no es un buen lugar para llevar adelante este proceso", admitieron trabajadores del organismo. Desde el 21 de noviembre, Susana Freydoz está cumpliendo la condena que le dictó la Cámara Criminal Primera de Roca, que mantuvo la disposición de la instrucción y ordenó la internación de la condenada, que sigue sometida a un tratamiento psiquiátrico a cargo de los profesionales del hospital de Cipolletti. La mujer está permanentemente custodiada por dos policías que no se mueven de la puerta de la habitación y por un tercero que vigila el ingreso al pasillo de Clínica Médica. En el interior del cuarto, está acompañada de un operador de Salud Mental. Por las noches, los profesionales deben dormir en una cama que está separada de la de Freydoz por una mesa de luz. Organizaron su trabajo en turnos de ocho horas. De los seis acompañantes terapéuticos del hospital, tres están abocados al cuidado de la mujer. "Los otros tres están sobrecargados porque deben atender la demanda de todos los pacientes de Salud Mental que son asistidos en el hospital", reconocieron. Tal situación complica el trabajo cotidiano en la institución.
Freydoz estuvo nueve meses internada en una habitación de Clínica Médica. Estaba procesada pero sin prisión preventiva y por lo tanto no tenía restricciones a su libertad. Podía trasladarse al patio o algún otro sector cuando la visitaban sus nietos y hasta salía para hacer kinesiología en el edificio del hospital viejo. Después de la condena, sus salidas quedaron restringidas. Fuentes del hospital contaron que la mujer pasa gran parte del día durmiendo porque está fuertemente medicada. La habitación es pequeña y tiene un televisor con el servicio de cable pero debe comprar fichas para poder usarlo. Las visitas se organizaron en contra turno, una modalidad que tiene por objetivo controlar estrictamente a las personas que llegan al hospital para verla.
"Cuesta sostener el acompañamiento terapéutico de la paciente, un hospital no es un buen lugar para llevar adelante este proceso", admitieron trabajadores del organismo. Desde el 21 de noviembre, Susana Freydoz está cumpliendo la condena que le dictó la Cámara Criminal Primera de Roca, que mantuvo la disposición de la instrucción y ordenó la internación de la condenada, que sigue sometida a un tratamiento psiquiátrico a cargo de los profesionales del hospital de Cipolletti. La mujer está permanentemente custodiada por dos policías que no se mueven de la puerta de la habitación y por un tercero que vigila el ingreso al pasillo de Clínica Médica. En el interior del cuarto, está acompañada de un operador de Salud Mental. Por las noches, los profesionales deben dormir en una cama que está separada de la de Freydoz por una mesa de luz. Organizaron su trabajo en turnos de ocho horas. De los seis acompañantes terapéuticos del hospital, tres están abocados al cuidado de la mujer. "Los otros tres están sobrecargados porque deben atender la demanda de todos los pacientes de Salud Mental que son asistidos en el hospital", reconocieron. Tal situación complica el trabajo cotidiano en la institución.
Freydoz estuvo nueve meses internada en una habitación de Clínica Médica. Estaba procesada pero sin prisión preventiva y por lo tanto no tenía restricciones a su libertad. Podía trasladarse al patio o algún otro sector cuando la visitaban sus nietos y hasta salía para hacer kinesiología en el edificio del hospital viejo. Después de la condena, sus salidas quedaron restringidas. Fuentes del hospital contaron que la mujer pasa gran parte del día durmiendo porque está fuertemente medicada. La habitación es pequeña y tiene un televisor con el servicio de cable pero debe comprar fichas para poder usarlo. Las visitas se organizaron en contra turno, una modalidad que tiene por objetivo controlar estrictamente a las personas que llegan al hospital para verla.