"Falta la dirigencia que represente una alternativa", dijo. Le restó valor a la multitudinaria protesta en el país.
Para restarle valor a la protesta, recurrió a una ironía: dijo que que el jueves se produjo un "gran hecho": "se eligió un nuevo presidente en la República Popular China por diez años más".
Lo concreto es que los nubarrones negros pueblan ahora el cielo K. La presidenta atraviesa por una de las etapas más difíciles tras dos masivos cacerolazos que rechazaron una nueva reelección, mientras cae su popularidad y hay incertidumbre económica y agitación sindical.
"No nos podemos hacer cargo nosotros de esa falta una propuesta alternativa, nosotros creemos en nuestro proyecto político, (los otros) que se encarguen de generar un proyecto en base a lo que quiera la sociedad", subrayó la jefa de Estado en un acto con intendentes bonaerenses en la Casa Rosada.
Al principio de su discurso, y en un tono más contemporizador, dijo que "no todos tienen que pensar lo mismo" y denunció en referencia a los medios de comunicación que haya un "aparato cultural" que genera "ideas distorsionadas".
Cientos de miles de personas salieron en la noche del jueves a las calles en Buenos Aires y decenas de ciudades a reclamar contra la inseguridad, la inflación, la corrupción y una eventual reforma constitucional que habilite a Fernández de Kirchner a postularse a un tercer período consecutivo.
La mandataria respondió ayer que su "compromiso con este proyecto de país es inquebrantable, no desde ahora, sino desde muy joven".
"Este proyecto político es de inclusión, aun de los que no están de acuerdo", garantizó. "La inclusión incorpora incluso a los que se quejan de la inclusión de los otros, que no se quejan de la suya, de las enormes rentabilidades que han tenido durante todos estos años", señaló.
Distintas voces del kirchnerismo buscaron también minimizar las protestas. "No me quitó el sueño", aseguró el senador y exjefe de Gabinete kirchnerista Aníbal Fernández, quien además señaló que no entendió "el mensaje" de los manifestantes por no tener una "unidad" de pensamiento.
La jefa de Estado se presentó al mediodía en el Salón de las Mujeres de la Casa de Gobierno, ante medio centenar de intendentes bonaerenses, en compañía del gobernador Daniel Scioli y del ministro de Infraestructura y Planificación, Julio de Vido, para evaluar obras en los diferentes municipios.
Allí, en un extenso discurso de casi 50 minutos, Cristina Fernández aseguró que "lo que más enriquece a una persona, a un país, a una sociedad, es poder incluir y poder convivir y compartir, aun con los que tienen historias diferentes" y por tanto "no tenemos que pensar exactamente todos lo mismo".
La jefa de Estado aseguró que un "formidable aparato cultural" se "extendió y actuó sobre todos los argentinos para que tuvieran ideas distorsionadas sobre lo que es el país", para pensar que "lo de afuera está todo bien y lo de adentro está todo mal", según ironizó.
"Nos han instalado determinadas frases, títulos, que cuando uno le pregunta sobre el título no sabe explicar o desarrollar. No hay sustento, ideas, es simplemente repetir lo que se lee o que alguien le dice desde una pantalla de televisión", desarrolló, en presunta referencia a las consignas esgrimidas por los manifestantes del 8N. (Redacción Central/DyN y AFP)