Por Félix Herrero*
Especial para HOY
Muchas actividades, marchas y declaraciones han provocado el
convenio YPF con Chevrón (16 de julio de 2013) y el acuerdo que lo
comprende entre YPF y la Provincia del Neuquén (28 y 29 agosto).
El primer convenio es nulo de nulidad absoluta, porque ninguna Nación
organizada como democracia republicana aguanta el secretismo para
ocultar medidas que, con toda seguridad, van contra la legislación y la
moral pública. También es nula la resolución de la legislatura neuquina,
y queda en las responsabilidades de los 25 diputados que aprobaron
implícitamente el acuerdo ocultado entre YPF/Chevron, que ni siquiera
leyeron. Los partidos MNP de Sapag, el FPV de Parrilli y el Nuevo
Encuentro de Sabatella acaban de ser castigado en las elecciones
primarias del pasado 11 de agosto por sustentar estos acuerdos. Pero
insisten: ¡el poder petrolero es más fuerte que la soberanía de la
población!
Este secretismo no se puede fundamentar en la confidencialidad
empresaria (comercial o industrial) ya que se trata de un dominio
estatal provincial, de un área estratégica, de una empresa pública y de
un sector propio de la política hidrocarburífera, también de naturaleza
nacional.
El contrato YPF/Chevron no puede ser secreto ni nunca pudo haberse
firmado sin aprobación del Congreso, como fueron los de J. Perón y A.
Frondizi. El Decreto 929 kirchnerista que entrega el petróleo debió ser
propuesto como Ley sin atajos decretales.
No se conocen afirmadamente las concesiones a Chevron, pero no pueden
mostrarse por inusitadas en la legislación mundial actual. Incluso
habría renuncia de la jurisdicción a favor de París y dimisión de la ley
aplicable en beneficio de la neoyorkina. Ambos acuerdos deber ser
invalidados y no modificados. Las autoridades legislativas que nacerán
el 27 de octubre podrán hacerlo.
Es tan ilegal y corrupto el convenio entre Chevron e YPF que esta
última ha preferido declararse en rebeldía judicial y no entregar copia
del mismo. ¿Esperan el allanamiento judicial a su rica sede en Puerto
Madero en Buenos Aires o en la de Chevron en Juan Perón 925? ¿O que
continúen las manifestaciones populares en las áreas en extracción, como
El Trapial en Neuquén, para obtener un copia del impresentable
contrato?
La declaración del Obispo Virginio de Neuquén (“no se puede aceptar
formas inmorales”) y la del Equipo de la Pastoral Social de esa
provincia son lapidarias al denunciar el carácter deshonesto y
arbitrario de estos acuerdos. Así, la pastoral social afirma en “Callar
Sería Complicidad” (26 de agosto) que se trata de “una forma inmoral de
remediar la emergencia energética”, con disposiciones ilegales e
inconstitucionales, y con exenciones impositivas “que autorizarían el
inicio de una rebelión fiscal”. Por eso rechaza “por ilegítimo e inmoral
este acuerdo de explotación con cláusulas secretas que desconocemos los
verdaderos dueños de lo que se entrega, que somos todos los ciudadanos
de la Patria, especialmente en este caso los neuquinos. Este solo
secretismo lo convierte en inaceptable”.