Con 123 años, el boliviano Carmelo Flores Laura aspira a dejar atrás a otros longevos registrados por Guinness.
Si los datos del registro civil son correctos, Flores nació el 16 de julio de 1890. Esta fecha fue la que mostró a corresponsales de AP el director director departamental del Servicio de Registro Cívico (Sereci) de La Paz, Eugenio Condori, que explicó que antes de 1940 en Bolivia no existían certificados de nacimiento y los recién nacidos eran registrados las cercanas iglesias católicas.
Flores, de origen aymara, vive a unos 150 kilometros de La Paz en la comunidad de Frasquia, provincia Omasuyos. El anciano tuvo tres hijos, pero solo uno de ellos vive. Además tiene 16 nietos y 39 bisnietos. Ha confesado que no bebe alcohol, pese a que lo consumía cuando era joven.
"Debo tener 100 años o más", dice el anciano.
Su nieto, Edwin Flores, dice que su abuelo participó en la guerra Chaco de 1933 contra Paraguay, pero el hombre apenas lo recuerda. También cuenta que su abuelo, que creció en una sociedad semi-feudal, trabajó para el hacendado que poseía Frasquia hasta 1952, cuando el Estado aprobó la reforma agraria, y repartió la tierra a los campesinos que trabajaban en ella.
El medio televisivo local 'Uno Red' gestionará con los responsables de los récords Guinness el reconocimiento del boliviano como el hombre más viejo del mundo.
Este 25 de julio el libro de récords Guiness nombró a Salustiano Sánchez, un residente de Nueva York de origen español, como el hombre más longevo del mundo con 112 años, después de que falleciera el pasado junio el japonés Jiroemon Kimura, de 116 años de edad.