Breve Reseña

Esta emisora de radio nace por una necesidad de comunicación que tenía la zona de Piedra del Aguila y sus alrededores.
Por aquellos tiempos un soñador llamado Oscar Isaac Lillo emitía por primera vez un 13 de octubre de 1986, la radio experimental Piedra del Aguila en amplitud modulada.
El objetivo siempre fue servir a las instituciones, destacar los parajes, sus pobladores (que por diversos motivos aun continuan aislados en zonas rurales), el mensaje comunitario, el llamado urgente etc., son frases que se destacan en la actualidad.
Los pobladores de estos lugares siempre están espectantes de la información y diversos acontecimientos que se producen en la localidad, en el País y el exterior debido a la cambiente realidad actual.
Hoy el medio de comunicacion va actualizandose tecnologicamente de acuerdo a las innovaciones que se producen en el campo de la radiodifusión.

Piden la muerte digna para un neuquino que lleva 17 años en estado vegetativo

Sus hermanas quieren que no le realicen tratamientos y le retiren la alimentación.

No tiene chances de despertar, pero una magistrada neuquina rechazó el pedido.



NEUQUÉN (AN).- Para ellos, para los hermanos Diez, existían los domingos ideales: un asado en la chacra de los viejos, todos juntos. 'Vos llevá el helado, llevo para las ensaladas, la carne la compró papi. Andá temprano, pasá a buscar el pan. Dale, qué bueno, vamos'. De pronto ¡pum!, moto, auto, choque. Terapia intensiva. Milagro, vida, sonrisa. Infección intrahospitalaria, operación, horror. Estado de coma irreversible.

En octubre de 1994 Marcelo Andrés Diez tenía 30 años y una vida plena. Era el director de una de las concesionarias más importantes de la región. Tenía además su propia concesionaria y se las arreglaba para escalar, practicar trekking, squash y montañismo. Ese domingo que iba a ser ideal chocó contra un Renault 9 en la ruta 22. Iban en la misma dirección cuando el auto giró a la izquierda. Marcelo pegó contra la puerta y voló varios metros antes de pegar contra el piso.

Ocurrió el 23 de octubre. Estuvo en terapia intensiva hasta el 8 de diciembre, el día que parecía ser el del milagro. La infección intrahospitalaria le había provocado bolsas en el cerebro. Y esas bolsas arrasaron con sus neuronas. Daño cerebral irreversible.

"Lo operaron en Buenos Aires pero ya era tarde para todo", dice Andrea, una de sus dos hermanas.

"Ahora que he logrado olvidarlo, no quiero recordar el dolor que sentí al verlo con las manos en garra y los ojos clavados en el techo. Su rostro tenía el espanto de una estatua, condenada a ser estatua", niega pero igual cuenta Andrea.

Marcelo lleva 17 años en Estado Vegetativo Persistente (EVP). No se mueve, no ve, no escucha, no siente. Apenas un hilito de aquel que fue se manifiesta con movimientos involuntarios, parpadeos míseros, para una agonía que parece perpetua.

"Era nuestro ídolo, el hermano mayor que todo lo podía, el que siempre nos escuchaba. Mis papás se fueron con él. Nada fue igual ni para ellos ni para nosotras. Durante dos años, cada vez que yo me despertaba, me preguntaba si era verdad o si había sido una pesadilla lo que le había pasado. Le hablábamos, le leíamos, le contábamos cosas… Un día, dos años después del accidente, me despedí, le dije que no podía seguir", cuenta Adriana Diez, su hermana 'del medio'.

Su mamá, que durante nueve años llenó la casa de enfermeros, kinesiólogos, oftalmólogos y terapeutas, se fue en 2003. Se fue temiendo que se terminara la plata para atender a su Marcelo. Pasaron muchas cosas feas, de esas que van atando, punzantes, hirientes. Igual, sobrevivía es ilusión por la vida, aunque la ciencia decía/dice lo contrario,

Lo internaron en una institución. Siempre igual, sin cambios, con esos parpadeos que no alcanzan para capturar imágenes. Y que si lo lograrán no habría neuronas para decodificar.

Papá dejó a su primogénito y a sus hijas en 2009.

Adriana y Andrea debieron/pudieron al fin hablarlo. Marce no querría estar vivo en estas condiciones, hubiera elegido la muerte. Vivir así no es vida. No siente, no ve, no camina, no comen, no habla. Sólo respira en una cama. Queremos dejarlo ir. Su daño cerebral es tan grande que es imposible pensar que alguna vez se va a recuperar o va a existir cura para él. Queremos hacer el duelo. El estado vegetativo es un estado de locura y crueldad.

"Cuando sentí que Marcelo no volvería y me despedí de él, luego de meditarlo profundamente. Simplemente me senté a su lado y le dije que no podía seguir esperándolo y que debía seguir mi vida, que no soportaba más. No tuve ninguna respuesta", recuerda Adriana.

Las hermanas pidieron el fin de la kinesiología, que le retiren la alimentación, que no lo entuben en caso de falta de oxígeno y que no le den antibióticos para atender sus recurrentes infecciones, neumonías casi siempre.

Hubo una presentación judicial en contra, por abandono de persona. Y una judicialización del caso, con tres dictámenes que acuerdan y aceptan el pedido de las hermanas, quienes chocaron con un fallo de la jueza de Familia Niñez y Adolescencia (Marcelo fue declarado incapaz) Beatriz Giménez que rechaza el planteo de Andrea y Adriana quienes claman por una muerte digna.

"A mi criterio la alimentación y la hidratación no son tratamientos médicos o medicamentos, y el suministro de antibióticos u otros medicamentos para abordar infecciones recurrentes o convulsiones, constituyen una asistencia básica de todo ser humano y ello no queda incluido en métodos extraordinarios para prolongar una vida, para impedir su muerte natural o, en ensañamiento terapéutico. Simplemente, sostienen esa vida tal como está. Insisto: aún cuando el estado vegetativo de Marcelo sea considerado por los profesionales médicos permanente e irreversible, no se concluye que sea una enfermedad que conduce a la muerte en forma próxima o inminente. De hecho, y como se dijo, Marcelo, sostiene su vida por más de 16 años", falló la magistrada.

Primero los papás, luego la obra social y al fin la institución neuquina donde está Marcelo han ayudado para que se mantenga en su EVP eterno. Sus hermanas, que ya no están en Neuquén, ya no quieren eso.

"Luego de descubrir por la publicación en un diario del caso de Eluana Englaro supe cómo era la situación legal en país y también me enteré que después de un año en estado vegetativo no hay ningún caso de alguien que se haya recuperado. Fue lo que más me impactó, porque en ese momento comprendÍ que tenía de alguna manera el sustento casuístico de que nunca iba a haber una recuperación", explica Adriana. Por eso el pedido para despedir a su hermano.

"Sólo con un cierto grado de locura podés convivir con la realidad de que alguien a quien amás o ha amado mucho esté vivo, aunque él (el que conociste) ya no esté más. O que ya no es él. Se fue o desapareció, está quién sabe dónde, pero su cuerpo sigue respirando, inexorablemente. Porque eso es un estado vegetativo", describe Andrea. Es que ellas, que siguen estando, necesitan cerrar esa puerta pesada, despedir para siempre al Marcelo que se fue en la terapia intensiva del hospital Neuquén, para recién después imaginar otros domingos ideales.
Rodolfo Chávez
rchavez@rionegro