Que el campeonato de fútbol neuquino no goza de una excelente organización es algo que conocen todos los que concurren a los partidos todos los fines de semana. Pero la sucesión de hechos que genera riesgo para los jugadores es cada vez más preocupante.
El fin de semana pasado Pablo Cisterna, jugador de Sapare, debió ser internado en terapia intensiva en el hospital Castro Rendón luego de que chocara la cabeza con un contrario, de Pacífico. Según informa el diario Río Negro después del choque Cisterna perdió la conciencia y entró en convulsiones. Había en la cancha una enfermera pero no actuó sino que el preparador físico de Sapare le realizó las tareas de reanimación. ¿Saben todos los preparadores físicos las maniobras de reanimación? Seguramente no.
Lo más grave es que se llamó a una ambulancia que nunca llegó. Pero esta no es la primera vez que pasa. Pérfora, a través de este medio, denunció el año pasado que un jugador de reserva debió ser asistido en el hospital luego de recibir una agresión pero también lo tuvieron que llevar en auto porque la ambulancia no va a la cancha de San Lorenzo “por razones de seguridad”.
Si bien hay inconvenientes en todas las canchas, la situación parece más grave en Neuquén. La dirigencia de todos los clubes que conforman la liga deberá poner atención a este tipo de incidentes y resolverlo. Si se trata de falta de recursos habrá que replantearse toda la organización porque ante todo deben preservarse las vidas humanas.