Neuquén > “Este año ni siquiera creció la mata más chica. Es tremenda la sequía”, cuenta un paisano camino a El Sauce. El paraje, conocido por festejar la Fiesta Provincial del Choclo y de la Humita, se encuentra a 23 kilómetros hacia el oeste de Picún Leufú y está integrado por Limay Centro (comunidad Mapuche), Cerro del León y Villa Unión donde viven unas 600 personas.
El lugar sufre todos los avatares de la sequía desde hace unos años. En 2011 la caída de la ceniza secó los pastos y provocó la muerte de animales que en busca de pasturas se intoxicaron. Esta temporada vieron secar el arroyo Picún Leufú a fines de julio cuando lo habitual es que con una buena nevada se quede sin agua en enero o febrero. La misma situación se vive en Paso Aguerre a pocos kilómetros de El Sauce.
Esta situación agravó las condiciones de vida del poblado en todos sus aspectos. Muchas personas han bebido agua con minerales, lo cual afecta su salud. Un caso es del presidente de la Comisión de Fomento de El Sauce, Fabián Lauquen.
“El agua está viniendo mal. A mí me perjudicaron los riñones y ahora me están haciendo diálisis desde hace 40 días. Hasta que no pasan las cosas uno no se da cuenta de la magnitud del problema”, dijo Lauquen.
Su situación se repite al menos en tres personas más del lugar. En consecuencia, el Gobierno autorizó la construcción de una planta potabilizadora que se inaugurará en los próximos días.
“Agradezco al gobernador que ha pensado en una obra tan grande para este pueblo. Yo necesito que la gente esté tranquila y que nadie más se enferme porque la salud es lo más importante”, dijo el presidente de la Comisión de Fomento.
Hasta que la planta funcione las familias que pueden van en camionetas hasta Picún Leufú a buscar agua para tomar. Por otro lado, el Gobierno asiste a las familias una vez a la semana con bidones de ocho litros de agua.
Esta situación pone en jaque también a la economía local, dado que afecta tanto a crianceros como a los agricultores que se dedican a la siembra de maíz, pastura y hortalizas. A tal punto que está en riesgo la tradicional Fiesta de la Humita a la que asisten unas 8 mil personas cada año.
“Aunque la cosecha de maíz no va a ser la mejor la vamos a realizar igual porque es parte de nuestra cultura y es una de las formas de generar ingresos que nos ayude para el resto del año”, señaló Lauquen.
Mientras tanto, la comunidad entera intenta sobreponerse a un presente crítico y espera más que nunca que la naturaleza le devuelva el bien más preciado por todos los seres vivos: el agua.