Breve Reseña

Esta emisora de radio nace por una necesidad de comunicación que tenía la zona de Piedra del Aguila y sus alrededores.
Por aquellos tiempos un soñador llamado Oscar Isaac Lillo emitía por primera vez un 13 de octubre de 1986, la radio experimental Piedra del Aguila en amplitud modulada.
El objetivo siempre fue servir a las instituciones, destacar los parajes, sus pobladores (que por diversos motivos aun continuan aislados en zonas rurales), el mensaje comunitario, el llamado urgente etc., son frases que se destacan en la actualidad.
Los pobladores de estos lugares siempre están espectantes de la información y diversos acontecimientos que se producen en la localidad, en el País y el exterior debido a la cambiente realidad actual.
Hoy el medio de comunicacion va actualizandose tecnologicamente de acuerdo a las innovaciones que se producen en el campo de la radiodifusión.

El gigante que se despertó

Tras doce años, el volcán Copahue inició ayer una erupción freática. Primero emitió vapor de agua y luego expulsó ceniza. La columna llegó a 1,5 kilómetros de altura. Desde hace meses presentaba un incremento en su actividad. Algunas familias decidieron dejar la ciudad y las autoridades evacuaron a crianceros que estaban en la zona. Tanto Caviahue como Copahue no recibieron precipitaciones de material volcánico ya que el viento llevó la pluma hacia Zapala. Ambos destinos turísticos mantienen su actividad normal.


Especialistas aseguran que la actividad del Copahue no es tan peligrosa como la erupción magmática del Cordón Caulle.
 
Neuquén-Zapala (Enviados especiales) > Después de doce años, el volcán Copahue volvió a hacer erupción. Una inmensa columna blanca fue la señal que a media mañana alertó a los pobladores. Pasó más de una década de aquel invierno en el que la nieve se pintó de gris, pero sólo un año y medio de las cenizas del Cordón Caulle, esas que prácticamente taparon Villa La Angostura.
De allí que tanto el municipio de Caviahue-Copahue, con el intendente Oscar Mansegosa al frente del comité de crisis, como el gobierno provincial, pidieron tranquilidad ante el fenómeno. El subsecretario de Seguridad de la provincia, Gustavo Pereyra, aseguró que no se trató de una erupción sino que “se registró cierta actividad en el volcán, que ha despedido humo con algunas cenizas”. Sin embargo, especialistas chilenos y argentinos que siguen la evolución del macizo coincidieron en se trata de una “erupción freática”.
El intendente afirmó que en la localidad no se hizo ninguna evacuación y que muchos habitantes se encuentran fuera por haber viajado con motivo de las fiestas de fin de año. “Alerta amarilla no significa evacuar, sino estar preparados”, recalcó Mansegosa. También informó que todas las tareas de asistencia y seguimiento están a cargo de un Comité de Crisis que integran personal municipal, de Salud, Vialidad, Policía, Áreas Naturales Protegidas e Hidenesa.
Dijo, además, que “el ingreso a las villas de Caviahue y Copahue está normalizado y en consecuencia se levanta la restricción de acceso”. “Es un volcán activo, pero no hay erupción de lava ni rocas. Sí hay mayor cantidad de vapores y cenizas, por eso dispusimos alerta amarilla. Queremos llevar tranquilidad porque la situación está totalmente controlada, no hay evacuaciones por el momento aunque están todos los mecanismos preventivos activados", indicó.
El gobernador Jorge Sapag viajó a Caviahue  para evaluar, junto al Comité de Crisis, los alcances de la situación. Según se informó oficialmente, por el momento no fue necesario evacuar la zona urbana y el centro termal.
 
La reacción de los vecinos
Los lugareños esperaban que algo sucediera con el volcán. Es que a lo largo del año entregó demasiadas señales. Algunos lo tomaron con tranquilidad, pero otros con preocupación. A tal punto que se organizaron en grupo y con varios vehículos para partir hacia localidades cercanas.
Entre los que se quedaron está Oscar Kilapi, que lleva treinta años en Caviahue. Fue uno de los pobladores a los que el volcán no tomó por sorpresa. “Hace como un año que está avisando con humo, con fuertes vapores, con la laguna que se encuentra arriba del cráter que se secó. Esto podía pasar. Son avisos que nos da la naturaleza y hoy como a las ocho de las mañana apareció esta ceniza. Esta es la cuarta vez, desde que estoy acá, que el volcán hace esto. Lo hizo en el '92, en el '95 y en 2000, cuando estuvo desde julio hasta noviembre con ceniza”, contó. Para Oscar, es momento de “esperar y estar tranquilos”. “Tengo un montón de familiares que viven en el campo y son los más perjudicados porque les cae toda la ceniza”, dijo.
Ezequiel Volpe, un joven de la ciudad, sostuvo que hace diez años vive con su familia y lo vivido “no es algo para alarmarse, no es nada del otro mundo, lo esperábamos hace mucho. Estamos tranquilos porque no hay ceniza ni nada grave”, señaló mientras caminaba por las calles de la localidad.
Adrián Sepúlveda vive en Caviahue desde 1988. Se dedica a la gastronomía y en invierno da clases de esquí. "Estamos tranquilos porque la erupción es tranquila, no hay temblores. Una cosa es moverte con el volcán en estas condiciones y otra que tengas que estar apurándote con la tierra que se te mueve y no podés entrar a sacar cosas”, ejemplificó.
Explicó que esperan evitar la ceniza por “todo el daño que produce”. “Ya tenemos todo previsto, el gas cortado, los bolsos cargados con ropa adicional por si tenemos que estar fuera de casa algunos días. Seguramente primero iremos hacia Trolope porque es el lugar donde no hay ceniza. Creo que salir esta mañana (por ayer) apurados era en vano, hay cosas que cuidar. Esto que pasó hoy nos agarra un poco más preparados después del 2000, aquello fue mucho mayor que esto”, indicó.
Destacó que hace tiempo que se realizó una preparación previa con la Municipalidad, ensayos de evacuación, jefe de manzana. “Es un pueblo chico y es fácil coordinar”, dijo. Agregó que lo que “preocupa es el destino de la nube de ceniza”.
“Es un bajón para nosotros que trabajamos del turismo, administramos un restaurante para una empresa de Neuquén y que esté pasando esto cuando estamos previendo la apertura también en Copahue, no está bueno. Esperamos que sea sólo ceniza. Esto hace mucho daño pero uno prioriza la familia, la gente y el resto lo dejás”, aseguró mientras cargaba las camionetas.
 
El proceso eruptivo
A las 9.45 de ayer, el Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur de Chile (OVDAS) registró una señal sísmica que mostró un fuerte e intempestivo incremento, llegando a 49 centímetros cuadrados, un valor considerado alto. Esa señal de tremor provocó casi instantáneamente una columna de gases primero, que luego se convirtió en una columna de ceniza que llegó a tener una altura de 1,5 kilómetros.
“La poca altura de la columna, junto a la inexistencia de enjambres previos, la baja temperatura y la asociación con la presencia de un extensivo sistema hidrotermal en el edificio volcánico indican que se trata de una erupción freática menor”, indicó ayer el organismo chileno dependiente del Sernageomin. En este contexto, decidieron elevar el alerta a naranja y no descartaron que la actual actividad evolucione hacia un evento mayor.
Según Jonathan Laso, sismólogo del OVDAS, la actividad del volcán Copahue se trata de una erupción freática, que implica la expulsión de material compuesto por vapor de agua y material volcánico, aunque no explosiva. “El volcán se conectó con el sistema hidrotermal”, aclaró.
 
Señales
Pese a esta situación, desde el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres) ubicado en San Juan y con una estación en la zona del volcán, ayer no se detectó nada extraño en la zona. “Está todo normal”, explicó el sismólogo de turno.
  Desde 2004, un grupo de profesionales del departamento de geología de la UBA liderado por el vulcanólogo Alberto Caselli estudia el Copahue. Desde hace meses que ese grupo analiza, pese a la distancia y las complicaciones económicas, un cambio en la actividad del volcán.
“En julio habíamos tenido un primer pulso y, desde allí, la actividad sísmica iba cambiando con picos de menor y mayor intensidad. Habíamos tenido un pulso de magma que no había llegado a la superficie, lo que generaba este flujo calórico hasta el cráter. También hizo que de alguna manera el lago se evaporara. Hasta el viernes había poca actividad sísmica”, indicó Caselli. Ese pico de actividad coincidió con la temporada alta del invierno y con una localidad repleta de turistas.
“En julio notamos, con la expulsión de material que hizo, que era similar a la de 2000. Tiró azufre en un 90 por ciento y había un 10 por ciento de partículas de vidrio.
Notábamos que las vertientes del volcán, progresivamente, estaban cambiando su composición. Había un proceso que nos aseguraba que había magma en juego, que en julio no había llegado a la superficie. El tema es si podía haber otro pulso más que hiciera llegar el magma a la superficie. Estamos ante una erupción de magnitud magmática”, agregó Caselli.
El especialista reconoce que no se esperaba “algo así tan rápido”. “Pensé que iba a demorar un poco más. Estos son procesos que de golpe se producen una fractura”, indicó. Agregó que se deberá revisar que la ceniza contenga vidrio, que sea magma. “Entonces ahí comprobaríamos qué es lo que pasó. El Copahue es un volcán que tiene fundamentalmente erupciones de tipo lávicas. Las últimas, las más históricas, han sido procesos más de arrojar vapor como en 1995 con un poco de material”, finalizó.
 
 
Las diferencias con el Cordón Caulle
Para muchos, la columna eruptiva del volcán Copahue provocó temor ante los problemas que trajo la reciente erupción del complejo volcánico chileno Cordón Caulle en junio del año pasado. Sin embargo, los especialistas aclaran que se trata de casos muy distintos. Víctor Ramos, investigador superior del Conicet y director del Instituto de Estudios Andinos, indicó que el caso de Copahue no es tan peligroso como una erupción magmática como fue en Cordón Caulle.
“Lo que tenemos en Copahue es básicamente una erupción freatomagmática, que un calentamiento de la napa freática que se mezcla con material del volcán y es expulsado. No se trata de una erupción como la del Cordón Caulle porque todavía el magma no ha llegado a la superficie”, explicó.
Recordó que las erupciones anteriores no constituyeron una lluvia de ceniza producto del material magmático y, por los antecedentes, hay posibilidades de que cese la actividad o que se interrumpa en el corto plazo. Sin embargo, advirtió que casos como el del Cordón Caulle enseñan que no se puede predecir que sucederá con un volcán.
“No hay una crisis volcánico como en Cordón Caulle”, agregó.
Dijo que el complejo chileno que erupcionó el año pasado es “más ácido y más explosivo” y que en Copahue no se espera algo parecido. “Se denomina que hay material juvenil cuando hay elementos procedentes del magma. Hasta ahora no se detectó esto en Copahue. Lo que sucedió es que el agua se calentó. Fue muy explosivo y rápido y parte de las cenizas del volcán las eyectó. Pero tiene efectos limitados y no reviste la peligrosidad del Caulle. Aunque hay que estar atentos”, dijo.

Escenario
Convivir con el volcán
A las 10 de la mañana un empleado me contó que se veía una nube blanca saliendo del volcán. Fuimos arriba, hasta la ruta, y recién empezaba a salir. Después se convirtió en ceniza. Primero fue una salida fuerte y después, por la tarde, ya no fue tan intensa la actividad.
En el año 2000 tuvimos un episodio exactamente igual. Jamás cayó ceniza acá, sólo algo en las pistas de esquí. Es muy difícil que gire el viento en este sentido. Nunca sentimos ningún tipo de temblores. No es alarmante la situación. De hecho, ayer llegaron pasajeros y hoy llegan otros. Acá no tuvimos ceniza en ningún momento. Fue un día espléndido. El viento se llevó la ceniza para Zapala.
Es bastante común que largue ceniza el volcán. Lo hizo el invierno pasado, pero el centro de esquí cerró por falta de nieve, no por ceniza. Este es un lugar que tiene un volcán activo, si no existiera no tendríamos las termas. Nosotros convivimos con el Copahue. No hay que alarmarse.
 
(*) Propietario de la Hostería Hualcupen, en Copahue.


Más alla de la crónica
La necesidad del monitoreo
Tras las erupciones de 1992 y 1995, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres) adquirió un sismógrafo y lo instaló en la localidad de Caviahue. Ramón Alarcón era el encargado ad honorem de renovar el rollo de papel que medía los movimientos y evitaba que el aparato se congelara (ver escenario).
Luego llegó la fuerte actividad de 2000. Cuando terminó, volvió a hablarse de una palabra clave: “seguimiento”. “Todos nos acordamos del volcán cuando pasan estas cosas”, aseguró un prestigioso vulcanólogo.
Desde 2004, un grupo del departamento de Geología de la UBA liderado por Antonio Caselli estudia el volcán Copahue. “Monitoreo no hay nada”, aclara. La diferencia radica en que colocaron una estación sismográfica pero no pueden medirla en tiempo real. La última medición que recibió el equipo de especialistas fue el viernes a las 9 de la mañana. No había síntomas de actividad. Desde ese punto no recibieron más información. La próxima emisión de datos será recién mañana. “No hay seguimiento día a día”, aseguró Caselli.
El grupo de la UBA lleva años reclamando colaboración para poder realizar un seguimiento más preciso del volcán más activo de la Provincia. Y la temática es cíclica. Surgió tras la actividad del Chaitén, del Llaima y también pos cordón Caulle. “Es importante dejar en claro que esto no significa que vayan a sufrir necesariamente una erupción. La idea no es trasmitir miedo sino la necesidad de contar con la posibilidad de contar con datos más precisos”, advirtió Caselli tras la erupción del complejo chileno en 2011.
En julio pasado, en plena temporada invernal, el Copahue mostró actividad y expulsó material. Los especialistas encontraron que el 10 por ciento de la composición de la ceniza era partículas de vidrio. Sin embargo, dudan de la medición porque la muestra se tomó al otro día de la expulsión y el vidrio podría haberse volado.
Del lado chileno, el Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur monitorea permanentemente 31 macizos con actividad en ese país. En el caso del Copahue, tiene dos estaciones instaladas al noeste y sudoeste del volcán. Sin embargo, explicaron que no pueden profundizar los estudios porque nunca lograron los permisos para instalar equipos del lado argentino de la formación volcánica. Así lo confirmó ayer Jonathan Laso, sismólogo de turno del Ovdas, quien agregó que sería ideal el trabajo en conjunto porque “es un bien común para ambos países”.
 

Crianceros: "Los animales están rendidos"
Zapala (Enviados especiales) > Crianceros de Loncopué y Caviahue que se encontraban de veranada en la base del volcán fueron los más afectados por la ceniza. Sorprendidos, debieron arrear sus animales y dejar el lugar. "Sentimos como si una lluvia comenzara a caer pero no sabemos bien lo que era, mucho más tarde cayó arena y quedó todo oscurito. Hasta el ojo de agua se tapó. Después cayó barro”, fue el relato desesperado de una de las mujeres evacuadas en la zona de las Siete Cascadas.
Tres familias que se aprestaban para regresar a la invernada de Loncopué, mostraron su incertidumbre. "No sé lo que va a pasar. Hoy me preocupaba mi hijo de 13. Lo alcancé en el arreo, andaba con mi hija de 17 y me los traje, encima se me murieron algunos animales por la nevada. Los animales están rendidos y no sabemos cómo vamos a llegar”, dijo Marta Dinamarca con la voz entrecortada, mientras personal del municipio de Loncopué cargaba sus pertenencias y las de otras dos familias en un camión para llevarlos a la comunidad Millaín Curical.
José Luis Morales, esposo de Marta, detalló que llegaron el miércoles, en medio de la nevada que sorprendió a la zona. “Nos quedamos acá (Cajón Chico) porque estaba nevando, no pudimos llegar a la veranada. Hoy el volcán se descontroló y por eso fuimos a verlo al intendente, que nos ofreció un camión para volver. Tenemos un arreo con chivos y corderos que estaban en el Puente del Agrio junto con los puesteros Oscar Morales y Orosindo Morales y nuestros hijos, pero esta mañana a los hijos los trajimos y el arreo lo llevaron para Trolope", dijo.
Según informó el director de Seguridad, Rubén Contreras, unas ocho familias fueron trasladadas a Caviahue, otras se autoevacuaron y otras pidieron ser llevadas hasta las invernadas.


Antecedentes: tres erupciones en 8 años
Zapala > El domingo 2 de julio de 2000, el volcán había sorprendido por última vez a los habitantes de Caviahue-Copahue. Tras cinco años de silencio, unos 40 centímetros de cenizas cubrieron la nieve acumulada en el lugar.
Esa semana del año 2000, los expertos analizaron el comportamiento del volcán. El único sismógrafo que había no funcionaba, según denunciaron. Durante varios días, el volcán arrojó cenizas hasta que el viernes 7 de julio explotó. Un importante operativo de emergencias se desató en medio de un potente viento blanco que dificultó el regreso de los habitantes a sus hogares. La erupción del año 2000 fue la de mayor magnitud y la más larga en el ciclo eruptivo histórico del volcán Copahue. Sus efectos duraron hasta octubre de ese año.
En los últimos 250 años, el Copahue registró doce erupciones. La ocurrida entre julio y agosto de 1992 fue la más documentada. En esa ocasión el volcán expulsó fragmentos piroclastos de azufre, polvo volcánico, cenizas y gases.
La mayoría de las erupciones del Copahue se consideran del tipo “tranquilo” y la principal complicación que ocasiona son las erupciones freáticas, cuando el magma entra en contacto con el agua.
Tras su última erupción en 2000,  la Dirección Provincial de Minería con asiento en Zapala solicitó realizar un seguimiento de la actividad volcánica del Copahue. Lo mismo se había dicho en 1992 y 1995, tras las anteriores erupciones. En ese momento, se prometió que se realizarían todas “las acciones tendientes a contar con un método de seguimiento basado en la consigna de que los volcanes son educados y avisan con anticipación”.  

Escenario
Al cuidado del sismógrafo
Después de la erupción de 1992, el Inpres instaló un sismógrafo en Caviahue, a unos 3 kilómetros de la ciudad. Soy empleado municipal y lo que hacía era ir todos los días a mantener y enviar los reportes. Cambiaba el papel que registraba todos los movimientos y cambiaba las baterías.
Veía el sismograma en el papel y lo enviaba a San Juan para que ellos lo evaluaran. Les contaba que había un movimiento a tal hora y de tantos minutos y ellos lo revisaban. Durante un tiempo me pagaron a través de un convenio y después lo hice ad honorem.
Hace ocho años que ya no lo hago. El sismógrafo sigue estando en la misma ubicación pero transmite los datos de forma satelital y ya no hizo falta que yo haga esa tarea.
Estuve en las erupciones anteriores y esta vez fue como otras veces. Empezó con unas explosiones y ruidos y después largó la columna.
 
(*) Empleado municipal. Cuidó y reportó los datos del sismógrafo instalado en 1992 por el Inpres en Caviahue.