El gremio quiere el cese de la intervención al organismo, que empezó en febrero pasado, ya que la considera “ineficaz”. Además, piden el 35% de aumento.
Empleados del PAMI -nucleados en ATE y la Unión de Trabajadores del Instituto (UTI)- continuaron ayer con las medidas de fuerza en reclamo de un aumento salarial del 35% y contra las irregularidades en las prestaciones, luego de la intervención del organismo.
De las 7 a las 10.30 de ayer, cerca del 90% de los empleados de la institución estuvo en asamblea permanente y luego retomaron la atención al público.
Pazuelo explicó que la demanda no se limita a lo salarial. “En la paritaria de esta tarde (ayer) en Buenos Aires, el gremio se levantó de la mesa porque nos exigían que, si nos daban más del aumento solicitado, debíamos garantizar la paz social” y relegar las otras demandas del sector.
El sindicalista indicó que de la protesta participan también empleados agremiados en la UTI, quienes denuncian la persecución a los empleados y la incorporación de militantes de las mencionadas agrupaciones, afines al gobierno nacional.
El gremialista aseguró que desde que se inició la intervención el pasado 11 de febrero, “entre 8 y 10 personas vienen por semana desde Buenos Aires y La Plata a los que se le pagan viáticos para cumplir distintas funciones como supervisar y auditar”. Pero hasta la fecha - aseguró - no se presentó “ni siquiera un informe de auditoria”.
Otro de los reclamos que se tiraron en la asamblea fue por los cortes en las prestaciones, la renuncia de más profesionales, y la interrupción de servicios básicos como el gas y la electricidad, en las oficinas del PAMI en el interior de la Provincia.