Productores rurales de nuestra ciudad no dan más. En el último mes y medio, han sufrido la desaparición o faena de 45 animales. El número no incluye los muchos casos que no llegan a denuncia.
(Abigeato: delito punible que consiste en el robo o hurto de ganado o animales domésticos, principalmente caballos y vacas, aunque también se da en ovinos. Ref: Wikipedia).
El tema no es nuevo, pero según nos dicen se ha vuelto más complejo. “Es difícil hacer un cálculo exacto de los animales perdidos porque mucha gente que sufre este azote no concurre a las reuniones y tampoco se ocupa de denunciarlos, pero en el último mes hemos perdido 45 en total entre caballos, vacas y ovejas. Sabemos que la situación también se está dando en las comunidades”.
Preguntamos si los animales son arreados y faenados en otros lugares, o si se los mata en su hábitat habitual. “Hay de todo. A veces el ganado simplemente desaparece, pero en otros casos encontramos vísceras o cabezas desolladas”.
“El punto es que hay mucha hacienda robada y mucha venta de carne en forma clandestina. Esta situación se está poniendo grave y nos tiene de rodillas la inseguridad en la zona rural”, agrega nuestra fuente. “Uno hace la denuncia, la Policía acude al lugar y constata que un animal fue carneado. Después de eso no pasa nada. Estamos sin respuestas. Queremos seguir sosteniendo nuestra actividad pero cada vez es más difícil. En nuestro caso, el último episodio involucró a un toro y a una vaca a punto de parir. El ternerito quedó tirado en un arroyo y como burla nos dejaron los huevos del toro colgados en un alambre. Un campito de gente conocida, el 9 de este mes sufrió el carneo de 4 terneros mamones. Dejaron las cabezas nada más”.
El raid delictivo incluye la faena de caballos y el robo de ovejas. “En nuestra opinión los autores no son gente aislada sino una mafia bien organizada. Cruzando información pudimos advertir que tienen una logística bien aceitada. Incluso sabemos quiénes son. El tema es que alguien debe pararlos, pero las denuncias caen en saco roto y encima recibimos amenazas por hacer pública esta situación”.
Nuestra fuente, cuya identidad mantenemos en reserva por el tema de las amenazas, concluye esta nota con un fuerte lamento. “Hoy tengo que poner una casilla rodante y a una persona que vigile las vacas encerradas en un corral. Esto debo hacer para sostener las siete vacas que tengo. El costo es enorme, la inseguridad también. Insisto: estamos de rodillas. Nadie brinda una solución. ¿Qué hacemos? ¿Qué nos queda por delante?”.