Es sobre un total de 64 casos atendidos en el Sistema Público de Salud. La enfermedad afecta, en mayor medida, a las clases más vulnerables por falta de alimentación o por vivir en forma hacinada.
Por Javier Cantarini
La tasa de mortalidad en la provincia es de 1,8 casos cada 100 mil habitantes, apenas superior a la nacional situada en 1,4. Se llega a curar el 80% de los pacientes.
Neuquén > Durante el año pasado se detectaron 64 personas con tuberculosis en la provincia, de las cuales siete murieron. Este número representa cuatro casos más que en 2011 y tres menos que en 2010.
Las cifras se desprenden del programa contra la tuberculosis, dependiente de la Subsecretaría de Salud, área desde la cual indicaron que en los últimos tres años fallecieron, en promedio, seis pacientes y que la Provincia tiene, según los últimos datos registrados en 2010, una tasa de mortalidad de 1,8 casos cada 100 mil habitantes, superando la nacional, que se ubicó en 1,4.
“Son cifras esperadas. Si bien se mantienen, uno pretende que no exista, aunque para eso hay que modificar las condiciones de vida, las laborales y también las alimenticias”, indicó Eduardo Durán, referente del programa, quien agregó que el objetivo es curar al 85 por ciento de los pacientes aunque hoy se llega al 80 por ciento.
“Esta realidad se da a pesar de que es una enfermedad prevenible y curable. Para eso, sólo hay que detectarla, diagnosticarla y tratarla a tiempo. Tenemos como meta instalar en la sociedad que la tuberculosis existe, está entre nosotros y continúa siendo un problema de salud pública”, dijo Rubén Butigué, ministro de Salud.
Causas y excluidos
En la provincia, la tuberculosis afecta desde bebés hasta personas de 85 años y la mayoría de los casos se detectaron en las zonas sanitarias I (Centenario, El Chocón, Plottier, Rincón, El Chañar, Senillosa y Añelo), V (Picún Leufú, Piedra del Águila y Cutral Co) y Metropolitana (Neuquén capital). Además, en la mayor parte de los casos se dio en personas con problemas de alimentación y que habitan viviendas hacinadas. En el país, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe concentran el 75 por ciento del total de los casos.
“Afecta a la clase social más baja, donde se observa una carencia alimentaria. El déficit alimentario se da muchas veces en casas de bajos ingresos. También puede ser en un hogar de ancianos, en cárceles y hasta en el Ejército. En el caso de las unidades penitenciarias, porque conviven con varias patologías como el HIV, el hacinamiento y el contacto continuo”, indicó Durán.
Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad no es exclusiva de las capas sociales más vulnerables debido a que entre los grupos de riesgo se encuentran las personas con inmunodeficiencia, portadores de HIV, desnutrición, diabetes o consumidores de tabaco.
Según indicaron especialistas, uno de los problemas que encuentran los médicos al tratar a un paciente con tuberculosis es que suelen ser muy reticentes a finalizar el tratamiento ya que es largo (seis meses) y fuerte (cuatro pastillas por día). En este contexto, en Neuquén se sigue la estrategia DOTS (tratamiento directamente observado de corta duración), que establece que el personal sanitario vigile directamente que los pacientes tomen los medicamentos. Y la medicación, a diferencia de otros países, en que el costo oscila los 100 dólares, en los hospitales neuquinos es gratuito.
“La única forma de pensar en la tuberculosis es pensar en la enfermedad. Supongamos que un paciente tiene moco, fiebre y un compromiso del estado general. Se lo observa y se le diagnostica un estado gripal. Continúa y se le diagnostica bronquitis o neumonía. Cuando te quisiste dar cuenta hay un paciente con tos, decaimiento, fiebre y distintas complicaciones que fueron vistos por dos o tres médicos, y el cuarto médico podrá decir que tiene tuberculosis. No significa que los anteriores le erraron sino que no lo pensaron”, explicó Durán.
Otro de los inconvenientes que se generan con la afección es que la persona que la sufre tiene miedo de que los demás conozcan su situación por miedo a perder el trabajo, ante el alto riesgo de contagio que conlleva. “Esto se da a pesar de que una vez diagnosticado el tratamiento, el paciente deja de contagiar a los 15 días porque su expectoración no tiene bacilos, aunque sí están latentes. Por eso no se puede suspender el tratamiento”, agregó el referente del programa provincial.
Contexto americano
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, 4 de cada 100 personas que consultan con síntomas respiratorios tienen tuberculosis. El 75% de los casos se concentra en Capital Federal y en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Si se toma como referencia, además, los casos de Salta, Jujuy y Tucumán, comprenden el 90% del total.
Para la OMS, la tuberculosis sigue siendo la segunda causa de muerte en enfermedades infecciosas en América después del VIH. Unas 270.000 personas, de las cuales 44.000 son niños, contraen la enfermedad cada año y cerca de 23.000 mueren por esta causa. Sin embargo, desde 1990 el número de enfermos en América disminuyó un 60% y las víctimas fatales se redujeron en dos tercios.
Haití, Surinam, Bolivia, Guyana y Perú tienen la mayor incidencia de tuberculosis (entre 106 y 230 cada 100.000 personas -cifras de 2010-) del continente, mientras que Brasil tiene el mayor número de casos (85.000 en 2010). En tanto, Canadá, Cuba y los Estados Unidos tienen las tasas más bajas (menores de 10 cada 100.000 personas). Los países miembros de la OPS/OMS establecieron la meta de eliminar la enfermedad del continente para 2050.
“Es mi aspiración que un día no muy lejano podamos todos ver una América libre de tuberculosis. Esa meta sólo podrá ser cumplida con el compromiso de todos y todas”, indicó Mirta Roses, directora de la OPS/OMS.
Según la OMS, en el mundo una de cada tres personas tiene esta afección latente. Es decir, está infectada pero no tienen ningún síntoma activo de la enfermedad y no pueden transmitirla. El riesgo de que alguien infectado se enferme durante el transcurso de su vida es del 10%. Sin embargo, las personas con inmunodeficiencia, como quienes tienen la infección por el VIH, desnutrición o diabetes, o los consumidores de tabaco, tienen un riesgo mayor de enfermarse.