Breve Reseña

Esta emisora de radio nace por una necesidad de comunicación que tenía la zona de Piedra del Aguila y sus alrededores.
Por aquellos tiempos un soñador llamado Oscar Isaac Lillo emitía por primera vez un 13 de octubre de 1986, la radio experimental Piedra del Aguila en amplitud modulada.
El objetivo siempre fue servir a las instituciones, destacar los parajes, sus pobladores (que por diversos motivos aun continuan aislados en zonas rurales), el mensaje comunitario, el llamado urgente etc., son frases que se destacan en la actualidad.
Los pobladores de estos lugares siempre están espectantes de la información y diversos acontecimientos que se producen en la localidad, en el País y el exterior debido a la cambiente realidad actual.
Hoy el medio de comunicacion va actualizandose tecnologicamente de acuerdo a las innovaciones que se producen en el campo de la radiodifusión.

El gerente, el lavacoches y el ministro

El hombre vino desde Buenos Aires. Gerente de una empresa interesada en invertir en Neuquén, tenía una audiencia prevista con un ministro del gobierno.

Así que alquiló un auto en el aeropuerto, preguntó cómo llegar a Casa de Gobierno, y se vino despacito, manejando tranquilo por la multitrocha, asombrado por las dimensiones de la ciudad y la intensidad del tránsito.

Llegó sin mayores inconvenientes a la plaza Roca, y encontró un lugar para estacionar frente mismo al paseo, sobre la calle Santiago del Estero.


Bajó del auto, y fue abordado de inmediato por un joven, que, trapo en mano, le dijo que le pegaba una buena lavadita, con mucha agua, al auto. El hombre, desconocedor de las singularidades neuquinas, pero sabedor de cuestiones similares en Buenos Aires, fue previsor y amable.

“Dejá, no lo laves porque es alquilado y lo devuelvo hoy mismo. Eso sí, cuidámelo”, dijo, y peló del bolsillo un billete de 10 pesos.

El joven atrapó el billete con rapidez y se dio vuelta musitando algo que no llegó a escuchar el forastero.

El hombre comenzó a caminar hacia la Casa de Gobierno, y de reojo observó cómo, en la plaza, había una especie de campamento de lavadores, tomando mate alrededor de una canilla pública, con una manguera conectada, utilizada evidentemente para lavar los autos.

Pensó: “esto debe estar permitido, porque están muy bien instalados”.

El gerente hizo sus gestiones, se retiró con una promesa de la Casa de Gobierno, y algunas intimidades que no nos es dado revelar, y además, con una certeza.

“¿Tienen lavacoches permitidos, en la plaza?”, había preguntado al ministro, en un impase de las negociaciones, mientras bebían un café.

“No, para nada…es un problema que todavía no se ha resuelto”, le había dicho el ministro.

Curioso empedernido, cuando volvió a Buenos Aires, al otro día, buscó por Internet las ordenanzas vigentes en la capital neuquina. Descubrió que se prohibía expresamente lavar autos o cualquier otra cosa en la calle. Y que la norma, sancionada en 1980, decía:

Queda terminantemente prohibido el lavado de vehículos de todo tipo, maquinarias, artefactos, muebles, etc., en la vía pública.

El lavado de veredas se hará en los siguientes horarios: primavera-verano, de 7 a 9 y de 21 a 23 horas; otoño-invierno, de 9 a 12 horas.

 Prohíbase el derrame de agua a la vía pública,  salvo casos especiales de incendio, roturas imprevistas de cañerías y tanques de depósito de agua.

Hizo un mail con la ordenanza, al ministro que lo había atendido en Neuquén.

“Nuestra empresa está interesada en invertir en Neuquén, siempre y cuando se garantice mínimamente que se cumplan las leyes y disposiciones vigentes”, escribió, con sarcasmo ineludible.

Hizo click, y lo mandó.