¿Cómo se explica que el hombre que hace solo tres años era prácticamente un cadáver político, repudiado por buena parte de la sociedad, hoy se haya convertido en el Presidente del partido de gobierno en la provincia?
Pues Jorge Sapag lo hizo.
El actual gobernador llegó al poder con el compromiso de cambiar el estado de las cosas, de dar vuelta una etapa oscura de nuestra provincia, simbolizada por el asesinato del maestro Fuentealba, los manejos poco claros de las finanzas provinciales y un modelo que empobreció a buena parte de los neuquinos.
Claves para plasmar el reclamo de cambio eran la modificación del modelo económico y permitir que se investigue la responsabilidad del ex mandatario tanto en la causa Fuentealba como en el manejo de las cuentas públicas.
No solo nada hizo Sapag por cambiar, no solo le aseguró impunidad a su antecesor, sino que luego de las bajas performances electorales del 2009 en donde el partido provincial obtuvo el porcentaje de votos más bajos de su historia, en vez de realizar los cambios requeridos por la sociedad, viró a la derecha sus lineamientos políticos, volvió a reprimir, cortó el dialogo con la oposición e incorporó a su gobierno a destacados dirigentes sobischistas.
Al igual que Kirchner con el PJ y sus caciques impresentables, en el momento de mayor repudio a ellos por parte de una sociedad que exige renovación política y mejores condiciones de vida, Jorge Sapag le tendió una mano salvadora a Jorge Sobisch. Le dio el amparo suficiente para que el ex gobernador pudiera retomar la ofensiva política. Nunca lo enfrentó. Sapag tendrá que rendir cuentas con la historia y con el Pueblo de Neuquén.
Los negocios en común, la ideología neoliberal compartida, la inexistencia de un modelo de provincia alternativa pudieron más que la voluntad de cambio de la sociedad neuquina.
El gran derrotado en esta elección es Jorge Sapag que queda encorsetado por Sobisch. Y lo que por ahora se niega es que de la mano del desgaste de estos dirigentes que son los mismos de hace 20 años, es que resulta indisimulable la crisis del MPN. Tómese nota que en una elección que en otros tiempos movilizaba un piso del 50% de los afiliados, ayer con toda la estructura del estado, los recursos de las petroleras, etc., etc., solo concurrió a votar el 30% del padrón.
Jesús Escobar
Movimiento Libres del Sur
Pues Jorge Sapag lo hizo.
El actual gobernador llegó al poder con el compromiso de cambiar el estado de las cosas, de dar vuelta una etapa oscura de nuestra provincia, simbolizada por el asesinato del maestro Fuentealba, los manejos poco claros de las finanzas provinciales y un modelo que empobreció a buena parte de los neuquinos.
Claves para plasmar el reclamo de cambio eran la modificación del modelo económico y permitir que se investigue la responsabilidad del ex mandatario tanto en la causa Fuentealba como en el manejo de las cuentas públicas.
No solo nada hizo Sapag por cambiar, no solo le aseguró impunidad a su antecesor, sino que luego de las bajas performances electorales del 2009 en donde el partido provincial obtuvo el porcentaje de votos más bajos de su historia, en vez de realizar los cambios requeridos por la sociedad, viró a la derecha sus lineamientos políticos, volvió a reprimir, cortó el dialogo con la oposición e incorporó a su gobierno a destacados dirigentes sobischistas.
Al igual que Kirchner con el PJ y sus caciques impresentables, en el momento de mayor repudio a ellos por parte de una sociedad que exige renovación política y mejores condiciones de vida, Jorge Sapag le tendió una mano salvadora a Jorge Sobisch. Le dio el amparo suficiente para que el ex gobernador pudiera retomar la ofensiva política. Nunca lo enfrentó. Sapag tendrá que rendir cuentas con la historia y con el Pueblo de Neuquén.
Los negocios en común, la ideología neoliberal compartida, la inexistencia de un modelo de provincia alternativa pudieron más que la voluntad de cambio de la sociedad neuquina.
El gran derrotado en esta elección es Jorge Sapag que queda encorsetado por Sobisch. Y lo que por ahora se niega es que de la mano del desgaste de estos dirigentes que son los mismos de hace 20 años, es que resulta indisimulable la crisis del MPN. Tómese nota que en una elección que en otros tiempos movilizaba un piso del 50% de los afiliados, ayer con toda la estructura del estado, los recursos de las petroleras, etc., etc., solo concurrió a votar el 30% del padrón.
Jesús Escobar
Movimiento Libres del Sur