Serán alrededor de 500. Lo harán hoy al finalizar una movilización provincial. Darán un plazo de 48 horas al Ejecutivo para que vuelva a convocar a una mesa de negociación salarial.
Por Javier Cantarini
Neuquén > Mientras los hospitales a duras penas pueden absorber con planteles mínimos la demanda de pacientes que cada día se acercan a las guardias, el Sindicato de Enfermería de Neuquén (SEN) jugará hoy su última carta cuando anuncie la renuncia de unos 500 enfermeros. Dará un plazo de 48 horas al Ejecutivo provincial para que los vuelva a convocar a una mesa de negociaciones.
La nota en la que dejarán constancia sobre la drástica medida contará con la firma de enfermeros de toda la provincia. Será presentada hoy en Casa de Gobierno al finalizar la marcha que realizarán junto a trabajadores de la salud pública agrupados en la ATE (ver aparte). El SEN pide que se eleve el ítem Asistencia Técnica Sanitaria del 31,75 por ciento para técnicos y auxiliares al 40 % como perciben los licenciados. Un punto que antes de las negociaciones se situaba en el 2%. La información, a la que accedió La Mañana, fue confirmada por la secretaria general del SEN, Erica Hernández.
“Es un ultimátum que le damos al Gobierno para que en 48 horas nos convoque y así mejorar la última oferta que nos hizo, o de lo contrario somos unos 500 enfermeros los que vamos a presentar la renuncia a nuestros cargos”, dijo Hernández.
El sector, de esta manera, busca presionar a la administración de Jorge Sapag sabiendo que el año se termina y que su reclamo puede perder fuerza. Más aún con la decisión de Adrián Lammel, director del hospital Castro Rendón, de contratar a enfermeros jubilados para cubrir las ausencias de los trabajadores adheridos al paro.
La estrategia del Ejecutivo
A esto se suma la muñeca política del Gobierno para dilatar las negociaciones, dado que luego de otorgar el aumento al Sindicato de los Profesionales de la Salud Pública (Siprosapune) se mostró indiferente a las reiteradas medidas de ATE como del SEN. En una segunda instancia intentó contrarrestarlas cuando el ministro de salud, Rubén Butigué, dijo que se “iban a descontar los días no trabajados”. El anuncio lo hizo el viernes pasado cuando un sector de ATE ya había resuelto cortar rutas, en forma parcial, en cinco puntos de la provincia. Sin embargo, la apuesta de Butigué no tuvo eco en el interior de los gremios que eligieron profundizar las protestas sumando trabajadores a los paros y logrando niveles de acatamiento de hasta un 90 por ciento. Una situación que vuelve insostenible la atención en los distintos hospitales, y en especial el Castro Rendón, que ni siquiera puede garantizar el correcto funcionamiento del sector Urgencias que se vio desbordado en Nochebuena y Navidad. Una situación que se podría repetir en Año Nuevo si antes no hay una solución al conflicto que ya lleva un mes.
Inclusive, la indiferencia de las autoridades alteró la estructura de la delegación local de la CTA dado que su cúpula esperaba tranquila el próximo año para iniciar las rondas de negociaciones desde el 10 de enero. Pero ante el pedido unánime de la última asamblea interhospitalaria de ATE Salud para que la Central se movilice, su secretario general, Carlos Quintriqueo, adelantó que acompañará activamente el reclamo en la calle, y que además pedirán el adelantamiento de la mesa salarial. Una situación que incomoda tanto a la CTA como a Provincia, que esperaban pasar un fin de año en paz; y que sobre todo deja por ahora sin respuestas a miles de personas que necesitan de los hospitales funcionando al ciento por ciento, y no a un 25 como las últimas semanas.