El INTA hizo una experiencia piloto en Nueva Esperanza con estufas rocket.
El frío castiga sin clemencia a aquellas familias que no cuentan con acceso a la red de gas, y sus opciones para combatirlo se ven limitadas por el elevado costo de leña y garrafa. Por eso, el INTA con base en la provincia, y junto con el aporte voluntario de integrantes de la asociación Manos en Barro, realizó este fin de semana una experiencia piloto de capacitación en construcción de estufas rocket en Colonia Nueva Esperanza.
El ingeniero del INTA, Jorge Sánchez, dijo que se trazaron el objetivo de ofrecer una posibilidad de autoconstruirse una forma de calefacción económica y viable que, de captar el interés deseado, se replicará en el resto de la provincia.
Se organizó una clase teórica y práctica para la comunidad en el merendero Antulef que consistió en explicar cómo construir un sistema de calefacción que tiene una doble utilidad.
“Vemos desde lo productivo que se puede utilizar para las parideras de los lechones. En esta época del año, los pequeños productores de Colonia tienen mucha mortandad de animales por el frío. La estufa rocket vendría muy bien para que se calefaccione el productor y, mediante una salida, también a los lechones”, señaló la ingeniera del INTA Patricia Sepúlveda.
La arquitecta e integrante de Manos en Barro Cintia Luna dijo que se pensó en esta capacitación inicialmente para la gente de este sector rural, dadas las características de la falta de gas como así también de otros servicios esenciales.
Este sistema nació en los ‘80 en Estados Unidos y se le denomina rocket (cohete) o rugido, por el ruido que hace en la combustión. Se trata de dos tambores, uno dentro del otro -que hace las veces de aislante térmico y levanta rápidamente temperatura-, y un tercero más pequeño incrustado transversalmente en forma de “J”, por donde se la alimenta con palos finos. En el lado opuesto, un conducto de caños que se reviste con ladrillos o barro forma un banco de calor.
Barato y seguro
“Con este sistema, no solo la gente va a poder replicar la estufa en su propia casa, sino también terminará ahorrando muchísimo porcentaje de leña y podrá reproducirlo en las parideras, gallineros o invernaderos”, indicó Luna.
Observaron que los pobladores suelen paliar las bajas temperaturas con sistemas de calefacción poco confiables que ponen en riesgo sus vidas, y es por eso que les ofrecen esta opción que tiene una combustión completa y eficiente.
Señalaron que en Santa Fe se llevó a cabo el año pasado una experiencia similar en un jardín de infantes que no tenía calefacción y combinaron con el Municipio para que les acerquen los restos de podas y se los dejan en el lugar. Piensan que en la zona se podría hacer algo similar para aprovechar los deshechos de las chacras y carpinterías.
Dentro del Programa Prohuerta existen líneas de proyectos que se pueden presentar para obtener financiamiento.
Se aprovecha el 95% del calor
Fabián Genghini Riesco, uno de los integrantes de Manos en Barro, explicó que la estufa cohete (o rocket), a diferencia de la rusa, aporta calor en masa y de forma instantánea.
Al tambor que hace que levante temperatura rápidamente se le suma un almacenamiento térmico lo suficientemente grande que es el banco y forma parte de la estructura.
Indicó que el sistema en forma de ‘J’ es como si fuera una chimenea de 30 metros. “El tiraje se logra o con altura o con alta temperatura, eso impulsa el calor y golpea al tambor invertido y conduce el calor sobrante, que va disminuyendo a medida de que va pasando, a un banco de calor que acumula temperatura en el barro. Cuando la estufa se apaga, libera el calor durante horas”, resumió Genghini Riesco.
El sistema es aplicable a una estufa o a una cocina; y, gracias a los materiales que emplea, es económico de bajo mantenimiento y alimentación. Se puede usar fibra de vidrio, vermiculita o ceniza como aislante, ladrillos de segunda calidad o adobe, y un tambor de 200 litros.
“Se aprovecha el 95% del calor que emite la leña. La salida al exterior en una chimenea, en un recorrido del banco, es de entre 30 y 90 grados. Eso es lo óptimo”, agregó.
Además, es un sistema amigable con el medio ambiente, porque se abastece de restos de poda, ramas finas, y no dependen de grandes leños.