La fiscal federal contó detalles de las investigaciones sobre drogas en la región.
juan cruz garcía shirley herreros
ENTREVISTA: Cristina Beute
El área de la confluencia de Neuquén es una zona de consumo y tránsito de droga y la distribución está en manos de bandas "multirrubros", o con una actividad delictiva que no está centrada exclusivamente en el narcotráfico: el estupefaciente se encuentra durante la investigación de un robo u homicidio. Esos grupos administran la venta de marihuana y cocaína, y en casos excepcionales, han secuestrado sustancias psicodélicas, como el LSD.
Las afirmaciones surgen de un extenso diálogo que "Río Negro" mantuvo con la fiscal Cristina Beute, que conduce desde 2012 la Fiscalía 2 de Neuquén. La Fiscalía 1 está a cargo de José María Darquier, que entre otros casos tiene los 845 kilos de marihuana que se pretendían trasladar desde Misiones al Alto Valle; la causa "Nacimiento" y la de la familia Coronado.
Beute aceptó hacer algunas revelaciones sobre cómo se combate el narcotráfico en Neuquén. Desde que endurecieron los controles en los pasos fronterizos desde el Norte del país hasta Mendoza, la jurisdicción federal de Zapala (que está a cargo del fiscal Miguel Ángel Loulin) vio crecer el número de procedimientos y la cantidad de droga incautada, que pretende llevarse a Chile, donde se duplica su valor.
En este contexto se puede considerar a Neuquén como una provincia de tránsito, afirmó Beute. La fiscal negó que en su jurisdicción se hayan descubierto cocinas de cocaína o paco, a diferencia de lo que afirmó hace un tiempo el jefe de la Policía, el comisario Raúl Laserna. El juez federal Gustavo Villanueva inició una causa a raíz de esas declaraciones y llamó a declarar a Laserna. El funcionario se rectificó, es decir se desdijo y no aportó pruebas.
"La cadena de comercialización en Neuquén arranca con la venta al menudeo que se hace en los quioscos (que son casas particulares), por teléfono vía mensajes de texto, o en los lugares donde saben que se venden golpean las manos y en la vereda se produce el pasamanos, a veces adentro de la casa para que no se vea la transacción", explicó Beute.
Los "quioscos" están emplazados en sitios complicados, barrios peligrosos, sectores donde no hay mucha policía, ni mucha seguridad, ni luz.
Las bandas se proveen de su propio personal de seguridad: gente del barrio que avisa, cuida y que pueden estar armados. Amedrentan a los que pasan, se les acercan, preguntan qué hacen, saben quiénes son del barrio, quiénes no, quiénes compran. Son los conocidos "soldaditos".
Casi todas las causas se inician a través de la Policía neuquina. Muy pocas son las denuncias anónimas o intervenciones de otros organismos, dijo Beute. Y explicó: son los suboficiales los que andan en los barrios, conocen y tienen la capacidad y los recursos para descubrir el funcionamiento de "quioscos" o la venta al menudeo. Ésa es la génesis de una investigación.
"Los hallazgos fortuitos son los más interesantes en cuanto a cantidad y se producen en los controles rutinarios de vehículos, por ejemplo", sostuvo. "Lo más difícil de establecer es desde el modus operandi para arriba. En las investigaciones grandes como Montecino, Coronado o Araneda sabemos que la droga viene de afuera, del Norte o de Buenos Aires. Que hay como distintos escalones de distribución: viene de Buenos Aires pero la recibe alguien que está en Mendoza o en Río Negro (...) a mi me cuesta decir que hasta ahora nunca encontramos un distribuidor grande en Neuquén, no digo que no exista, sino que nunca dimos con ellos", afirmó la fiscal.
–¿Hay mafias en Neuquén?
–Hay grupos organizados que manejan sectores territoriales, partes de la ciudad, lo de las bandas existe, cada uno tiene su barrio, su nombre, sus soldados, pero son grupos poco sofisticados, especulan con las necesidades de la gente: cometen todo tipo de delitos desde homicidios, tráfico de armas, usurpaciones (van tomando casas y se la dan a la gente de su organización) y funcionan de esta manera, con una serie de actividades delictivas.
–¿La trata va de la mano de la droga?
–En materia de trata pasa algo parecido, 4 ó 5 lugares que traen mujeres de afuera, pero no son organizaciones sofisticadas: tienen el poder que les da la falta de recursos del resto de la gente que queda sometida en los barios donde no tienen muchas oportunidades, donde no tienen otras opciones. En ninguno de los allanamientos que hicimos por trata hallamos drogas. Nunca secuestramos droga en los procedimientos que se hicieron en los prostíbulos, hay referencias de que en estos lugares algunas proveen a los clientes la copa y algo más, pero nunca encontramos droga, no aparece vinculada al comercio de personas.
–¿Qué le preocupa?
–De la droga me preocupa la violencia que genera todo este tráfico, la vida que lleva la gente en los barrios en los que vive, donde hay permanentemente tiroteos en las calles, chicos que van a la escuela mal, profesoras de secundaria que no les pueden dar clases porque van dados vuelta, esto me preocupa: la droga es un componente más del clima violento, es un componente que provoca disputas territoriales y que genera que haya gente que cuida, que está armada, eso me preocupa, la mala calidad de vida que tiene la gente que está en estos ámbitos: hay mucha gente que viene a pedir ayuda por esta razón, porque está perdiendo un hijo que se lo llevan de soldado.
La compra comunitaria
A partir del fallo de la Corte Suprema que no penalizó la droga para consumo, se redujeron en gran cantidad los procedimientos menores, con personas que son halladas con poca cantidad de marihuana o cocaína.
Este precedente, conocido por los delincuentes, es apelado para intentar desligarse de la acusación penal: "aseguran que tienen un poco más de lo permitido porque son consumidores y se van un mes a la cordillera, o porque es para compartir con grupos de amigos", contó la fiscal.
"Esto tiene que ver también con el criterio y hay que observar lo que se propone en cada caso: si se encuentra poca droga, pero hay una parte que es para vender (está preparada en envoltorios por ejemplo) y la otra la está dosificando; es claro que la posesión hallada en ese momento no es para consumo. Si es cierto que se redujeron muchas actuaciones por el fallo Arriola y esto ha derivado en menor gasto de recursos y de tiempo en estos casos, que antes eran muchos. Hay que ver la escena que propone cada caso", planteó Beute.
Está de moda la excusa de la compra comunitaria. Esta situación se advirtió en uno de los últimos juicios por narcotráfico. Fue en la causa "Nacimiento" (que terminó con el hallazgo de 172 kilos de marihuana y más de 20 de cocaína) donde una de las imputadas, para justificar la tenencia de medio kilo de marihuana, argumentó que profesaba la religión umbanda y que había recibido en su casa una docena de personas, que iban a participar del credo. Con esa excusa pretendió demostrar que la droga tenía como fin el consumo masivo. El Tribunal Oral de Neuquén dudó sobre su argumento pero, por otras razones, le dictaron la absolución.