Mediante un artículo publicado en el sitio oficial www.cean.gob.ar, se informó sobre el hallazgo de una culebra cerca de Junín de los Andes. Se aclaró que, además de ser una especie autóctona, no existe una superpoblación o invasión de ese reptil.
El Centro de Ecología Aplicada del Neuquén (CEAN), que depende de la subsecretaría de Turismo, publicó recientemente un artículo en su sitio web oficial (www.cean.gob.ar) en el que informó del hallazgo de una culebra cerca de Junín de los Andes, en el río Malleo, y aclaró que se trata de una especie autóctona propia de esa zona. Precisó también que no existen datos de superpoblación o invasión de ese reptil.
El artículo explicativo lleva el título “Ofidios: parte de nuestra fauna nativa” y está firmado por el jefe del departamento Fauna Terrestre del CEAN, Martín Monteverde. Allí, el profesional explicó que el organismo provincial tuvo acceso a registros fílmicos y fotográficos de un ejemplar observado por turistas en las afueras de Junín de los Andes, al que identificaron como una “phylodrya patagoniensis” o “culebra parejera patagónica”, una serpiente perteneciente al orden “squamata”, de la infraorden “serpentes” y la familia “colubridae” (culebras).
“Es un reptil nativo y autóctono, con una distribución que comienza desde el sur de Chubut hacia el norte y resto del país”, aclaró Monteverde en su escrito. Indicó también que esta especie “se alimenta de pájaros, ratones y sapos, entre otras cosas”.
Comentó que, “si bien los encuentros con este tipo de reptiles no son comunes, la existencia de esta culebra en la zona es conocida y esperable” y afirmó que este tipo de reptil se encuentra con mayor frecuencia en esta época del año, en lugares similares al sitio donde se produjo el hallazgo. Precisó que los ambientes lacustres con abundantes piedras son lugares utilizados por este tipo de culebra para obtener alimento y refugio.
Aseveró que “no se trata de una superpoblación o invasión de serpientes, simplemente aumentan las chances de verla” en esta época y recordó que, “para quienes disfrutan de la fauna silvestre, tener el privilegio de observar una culebra como esta es un hecho inolvidable”.
Informó que, desde el punto de vista sanitario, “los colúbridos o culebras (como la parejera patagónica) poseen un aparato inoculador de veneno (saliva modificada) menos desarrollado y evolucionado que sus parientes los vipéridos (como la yarará ñata o yarará chica) o los elápidos (como la serpiente de coral), por lo cual se las considera menos peligrosas y riesgosas para el hombre”.
Agregó que “la probabilidad de que una culebra muerda e inocule veneno efectivamente es baja, pero no es igual a cero; de hecho, es la herramienta que utiliza para dar caza a sus presas”. Por eso, sostuvo, es necesario que los vecinos y turistas, en caso de producirse algún encuentro de estas características, no hostiguen al reptil ni alteren su normal comportamiento con acciones que lo puedan hacer sentir amenazado.
“Si tenemos la suerte de ver una de estas culebras, disfrutemos el momento, admirémosla y saquémosle fotos si podemos, pero no alteremos su normal comportamiento y actividad para evitar cualquier hecho indeseado”, aconsejó y subrayó: “respetémosla y valoremos nuestra fauna nativa”.
El Centro de Ecología Aplicada del Neuquén (CEAN), que depende de la subsecretaría de Turismo, publicó recientemente un artículo en su sitio web oficial (www.cean.gob.ar) en el que informó del hallazgo de una culebra cerca de Junín de los Andes, en el río Malleo, y aclaró que se trata de una especie autóctona propia de esa zona. Precisó también que no existen datos de superpoblación o invasión de ese reptil.
El artículo explicativo lleva el título “Ofidios: parte de nuestra fauna nativa” y está firmado por el jefe del departamento Fauna Terrestre del CEAN, Martín Monteverde. Allí, el profesional explicó que el organismo provincial tuvo acceso a registros fílmicos y fotográficos de un ejemplar observado por turistas en las afueras de Junín de los Andes, al que identificaron como una “phylodrya patagoniensis” o “culebra parejera patagónica”, una serpiente perteneciente al orden “squamata”, de la infraorden “serpentes” y la familia “colubridae” (culebras).
“Es un reptil nativo y autóctono, con una distribución que comienza desde el sur de Chubut hacia el norte y resto del país”, aclaró Monteverde en su escrito. Indicó también que esta especie “se alimenta de pájaros, ratones y sapos, entre otras cosas”.
Comentó que, “si bien los encuentros con este tipo de reptiles no son comunes, la existencia de esta culebra en la zona es conocida y esperable” y afirmó que este tipo de reptil se encuentra con mayor frecuencia en esta época del año, en lugares similares al sitio donde se produjo el hallazgo. Precisó que los ambientes lacustres con abundantes piedras son lugares utilizados por este tipo de culebra para obtener alimento y refugio.
Aseveró que “no se trata de una superpoblación o invasión de serpientes, simplemente aumentan las chances de verla” en esta época y recordó que, “para quienes disfrutan de la fauna silvestre, tener el privilegio de observar una culebra como esta es un hecho inolvidable”.
Informó que, desde el punto de vista sanitario, “los colúbridos o culebras (como la parejera patagónica) poseen un aparato inoculador de veneno (saliva modificada) menos desarrollado y evolucionado que sus parientes los vipéridos (como la yarará ñata o yarará chica) o los elápidos (como la serpiente de coral), por lo cual se las considera menos peligrosas y riesgosas para el hombre”.
Agregó que “la probabilidad de que una culebra muerda e inocule veneno efectivamente es baja, pero no es igual a cero; de hecho, es la herramienta que utiliza para dar caza a sus presas”. Por eso, sostuvo, es necesario que los vecinos y turistas, en caso de producirse algún encuentro de estas características, no hostiguen al reptil ni alteren su normal comportamiento con acciones que lo puedan hacer sentir amenazado.
“Si tenemos la suerte de ver una de estas culebras, disfrutemos el momento, admirémosla y saquémosle fotos si podemos, pero no alteremos su normal comportamiento y actividad para evitar cualquier hecho indeseado”, aconsejó y subrayó: “respetémosla y valoremos nuestra fauna nativa”.