Un hombre acusó al novio de su hija por un hematoma. Tras cuatro años la Justicia determinó que no fue maltrato.
Después de cuatro años la Justicia logró determinar que no se trataba de un caso de violencia de género sino de un beso apasionado ("un chupón") que el acusado le había dado a su novia, quien ahora se transformó en su concubina y con quien tiene dos hijos.
El hecho fue denunciado en 2010 y a pesar del requerimiento de la supuesta víctima, el proceso siguió su curso hasta llegar a un juicio que se concretó hace una semana en el juzgado Correccional 14 de Roca, y donde el acusado fue absuelto.
Ocurrió en Ingeniero Huergo en el año 2010, cuando un hombre fue acusado de haber generado una lesión en el pómulo de su novia. Por lo que explicó la propia víctima en el proceso realizado la semana pasada, lo hizo por presión de su padre que la había visto con un hematoma.
El hombre creyó que se trataba de una agresión y no sólo la hizo ver por un médico sino que también la llevó a hacer la denuncia.
Lo cierto es que con idas y vueltas la relación continuó y la pareja ya está constituida y tienen dos hijos.
El problema es que la joven intentó en una oportunidad dar por terminado el trámite judicial teniendo en cuenta el tiempo transcurrido y el malentendido que había surgido tras el incidente.
Pero el que más claridad le puso al tema fue el propio acusado de 48 años. "Todo fue un malentendido", y le explicó al juez correccional subrogante, Juan Pablo Chirinos, que sólo le dejó "un chupón" en el pómulo. El testimonio fue ratificado por la propia pareja del imputado.
El juicio duró sólo unos minutos y tras la resolución, se retiraron de los tribunales y regresaron con sus hijos a Huergo.
No fueron pocos los interrogantes que surgieron tras el proceso de parte de varios funcionarios judiciales. El primero es por qué el juicio llegó a esta instancia si la propia víctima había dicho que se trataba de un hecho particular y no de un delito encuadrado en la ley 3040. El segundo es determinar el costo que tuvo este proceso que se extendió durante cuatro años.
Y el último y tal vez el que genera mayor incertidumbre: si efectivamente se trataba de un caso de violencia de género, por qué se tardó 1.460 días para determinar el grado de responsabilidad del supuesto atacante.