A partir del 1° de mayo, las estaciones de servicio ajustarán sus
precios 3,8 por ciento. Acumula un salto de 30% en cuatro meses y ya
vaticinan que habrá nuevos aumentos.
El precio de los combustibles se convirtió este año en el principal
dolor de cabezapara los miles de argentinos que cuentan con un vehículo.
El 2014 arrancó con una suba del 7% promedio y, desde entonces, todos
los meses hay un ajuste.
Esta vez los retoques en las listas de las surtidoras no dieron siquiera un mes de tregua. En mayo, el ajuste en las naftas será de 3,8 por ciento. La
súper pasará a valer casi $14 en las estaciones de servicio de Shell,
mientras que en las de YPF y Axion (ex Esso) rozará los $13.
En
el caso de las líneas premium, en la mayoría de las marcas rondará los
$15 el litro, aunque habrá localidades del interior en donde superará
los $16. Lo mismo ocurrirá con el gasoil, que costará más de $10 en la Ciudad.
Será el quinto incremento consecutivo. Las petroleras subieron el valor del litro de los combustibles un 7% el 1° de enero; un 6% en febrero; otro 6,1% en marzo; un 5,4% en abril, y desde el jueves próximo le sumarán otro 3,8%.
Con lo que el aumento acumulado, en lo que va del año será del 28,3%.
Algunas consultoras, las más optimistas, estimaron para todo el 2014 un
inflación del 35%, por lo que en el caso de las naftas ya rozarán esa
cifra en tan solo los cinco primeros meses.
Entre los más caros del continente
En
pocos años, la nafta argentina pasó de estar entre las más baratas de
la región a ser la segunda más cara. Tomando el tipo de cambio oficial, el litro de súper rondará u$s1,55.
Sólo Uruguay la supera con u$s1,87. En Brasil el precio es de u$s1,23,
en Chile se vende a u$s1,50; Paraguay, u$s1,53 y Bolivia u$s1,11.
Venezuela es el país con naftas más baratas de la región (u$s0,3).
También tienen precios bajos Ecuador (u$s0,66), México (u$s0,88),
Colombia y Costa Rica (u$s1,16)
El nuevo
retoque en la Argentina forma parte del acuerdo -de palabra- que en
febrero pasado sellaron el Gobierno y las petroleras y que buscó
impedir una suba masiva de combustibles días después de la fuerte
devaluación que convalidó el Ejecutivo y en medio de la inflación
creciente.
"Hay muchas cosas que influyen en
el precio de las naftas. Lo que generó la movida en un principio es la
devaluación del peso. Evidentemente no es el único factor. También
influye el índice inflacionario", explicó Raúl Castellanos de la Federación de Expendedores. El empresario adelantó que hasta fin de año podría haber un nuevo salto de 10 por ciento.
La
decisión fue en respuesta al aumento del 12% que llevó a cabo Shell a
principios de febrero. Frente a esa determinación, Kicillof frenó ese
incremento e impidió que tomaran la misma decisión el resto de las
petroleras. Al mismo tiempo, negoció una escala de aumentos amenazando a
las petroleras con crear un tipo de cambio especial más bajo que el
oficial para utilizar como parámetro en la compra y venta de petróleo,
que se encuentra dolarizada.