De las últimas estadísticas del Indec desagregadas, correspondientes al tercer trimestre de 2013, proyectaban una ocupación total de 17,8 millones de personas, sobre 19,1 millones que participaron del mercado de trabajo. De los ocupados 7,86 millones estaban registrados por el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones y 9,93 millones se distribuían entre regímenes especiales, cajas provinciales que no adhirieron en los noventa al SIJyP y puestos informales.
De ese universo de ocupados, se calcula que en términos netos 10.000 personas que estaban ocupadas el año anterior en actividades productoras de bienes y servicios, en blanco y en negro, perdieron su puesto, aunque se anotaron apreciables variaciones en las diferentes ramas de actividad que no aseguran mejoras de calidad laboral, porque habrían respondido más a migraciones forzadas en busca de obtener un ingreso de subsistencia, que a la superación en la carrera laboral.
En 2013 hubo actividades que crearon más de 100 mil empleos y otras que los destruyeron
Respondió a la marcada desaceleración del crecimiento del PBI, de tasas de 6 a 9% hasta 2011 (con la excepción de 2009) a menos de 3 por ciento los dos años siguientes, aunque habrá que esperar hasta el próximo 9 de mayo para conocer datos más ajustados, cuando Economía difundirá la serie recalcula a precios de 2004, coincidente con un repentino cambio de política que se inició con el cepo cambiario.
En el subibaja del mercado
En términos agregados se estima que las ramas productoras de bienes redujeron en el último año en 70.000 personas la nómina, mientras que las de servicios acrecentaron la dotación en poco más de 60.000 personas, con avances en los dos casos de los puestos registrados por el SIJyP (14 mil y 117 mil, en ese orden) y sendas disminuciones de los no vinculados con ese régimen de aportes y contribuciones en 84 mil y 57 mil personas, que indicarían la efectividad de las políticas de reducción del empleo no formalizado.
Las disminuciones más significativas fueron detectadas por la EAHU en inmobiliarias y servicios empresariales y en el agro, las cuales pasaron de representar el 7,2 y 2,9 por ciento del empleo total de la economía en 2012 a 6,5 y 2,3%, respectivamente, un año después, afectando a poco más de 118.000 personas y de 110.000 en el segundo.
Más empleos en los servicios y menos en el sector real
Por el contrario, los aumentos más notables se detectaron en actividades donde predomina la remuneración a destajo como en elcomercio, con 112.000 incorporaciones netas, en su mayor parte fuera del SIJyP, a pasar a representar el 19% del empleo total del país, con casi 3,4 millones de personas, cuando un año antes absorbía el 18,4 por ciento; y en los servicios comunitarios y personales, más de 124.000 personas, también concentrado fuera del circuito del sistema registrado a nivel nacional, con poco más de un millón de puestos.
En el resto de las actividades surgieron variaciones notablemente más atenuadas. Generaron empleos la rama de servicios sociales y de salud 35.100; la intermediación financiera 24.800 puestos; la construcción 24.000; la extracción de minerales 17.700 y la administración pública 17.000 posiciones. Mientras que destruyeron puestos el sector de servicio de hogar y doméstico 54.100; del transporte y comunicaciones 36.300; servicios educativos 32.800; hoteles y restaurantes 11.000 y en menor medida la industria que achicó el plantel agregado en 1.200 personas.
Sólo pudieron virtualmente mantener la ocupación la rama pesquera y la de servicios de electricidad, gas y agua.
Menor tasa de participación
Pero además, en un escenario de clara desaceleración de la actividad productiva y comercial,fue relevante el último año la cantidad de potenciales trabajadores que decidieron no concurrir al mercado, al ver vedadas las posibilidades de obtener un impuesto.
Se trata de un universo estimado en torno a 200.000 personas que resulta del crecimiento de la población total del país, del orden de uno por ciento por año que debiera haber pasado a integrar la población económicamente activa, esto es que busca trabajo o que se encuentra ocupada, la cual en términos de proporción del conjunto de habitantes ha seguido en los últimos años un sendero claramente descendente.
Según la última Encuesta Permanente de Hogares del Indec, correspondiente al cuarto trimestre de 2013 la oferta laboral era equivalente a 45,6% de la población total, 0,7 puntos porcentuales menos que un año antes, como consecuencia de que la tasa de empleo se achicó de 43,1 a 42,7% del conjunto de habitantes.
De ahí que este Día del Trabajador no será motivo de festejo para muchos que se vieron obligados a desplazarse a actividades diferentes a las que estaban habituados y deseaban, y en muchos casos menos remuneradas, y también para quienes deseándolo debieron postergar sus aspiraciones a un puesto registrado, no tanto por temor a perder un eventual beneficio del algún plan asistencial de las políticas públicas, sino principalmente porque la economía perdió vitalidad y no generó incentivos para que las empresas hagan inversiones productivas de envergadura para un país que dice generar más de 400.000 millones de dólares de riqueza por año.
Y ni que hablar los que en estos días están afectados por suspensiones de personal y recorte de la jornada laboral, como en la industria automotriz y de autopartes, la frigorífica, el comercio y las inmobiliarias, afectados por pérdida de competitividad, demoras en la aprobación de autorización de importaciones de insumos esenciales y caída de la demanda interna por la pérdida de poder de compra de los salarios que provoca la aceleración de la inflación, la rebaja de los subsidios al agua y gas, aumento del transporte y combustibles, más la creciente presión tributaria en el caso de los sectores de altos ingresos en pesos, aunque en general rezagados en una perspectiva internacional.