La pelea interna en el centenario partido sigue su curso con mensajes y acusaciones cruzadas. La unión entre farizanistas y quiroguistas parece estar cada vez más lejos. ¿Habrá un quiebre?
Horacio Quiroga y Martín Farizano (Ilustración diariamente)
Lejos de un acuerdo y con más probabilidades de un quiebre definitivo, los radicales neuquinos comenzaron a transitar el último trimestre de un año convulsionado y polémico de cara a los comicios de 2010.
La Convención del partido tomó la iniciativa e intimó a las autoridades provinciales a que convoquen a elecciones internas antes de fin de año con el objetivo de definir los nombres de quienes encabezarán el partido centenario en la ciudad de Neuquén.
Tal intimación no cayó para nada bien entre los radicales “provinciales” que se encargaron de aclarar que los comicios serán convocados, pero que antes se analizará el escenario político con tiempo y sin apuros.
Este lunes, referentes de ambos sectores enfrentados se mandaron mensajes bien explícitos a través de los medios de comunicación.
Primero fue Alejandro Vidal, presidente del Comité Capital, quien aseguró que las autoridades provinciales estaban “amotinadas” en sus cargos y que esa actitud se reflejaba en la negativa de postergar el polémico llamado a elecciones.
Vidal se encargó de remover la herida que dejaron los comicios internos para elegir al candidato a gobernador, al recordar que los afiliados habían votado no sólo al postulante para encabezar una futura coalición el año que viene sino que además también habían votado una “forma de conducción” distinta a la de Horacio Quiroga.
“No llamar a elecciones internas responde a una decisión mezquina, de un radicalismo chico y sin aspiraciones y de un partido que pretende hacer de la política una actividad testimonial”, aseguró Vidal a RTN.
Desde el otro sector, fue el diputado y vicepresidente del Comité Provincia, Juan Oltolina, quien le pidió a “Alejandrito” que no sea impaciente, mientras que aseguró que tanto él como otros correligionarios capitalinos eran “talibanes de la política”, que lo único que buscaban era empujar a los quiroguistas fuera del partido.
“No son todos los radicales porque hay quienes buscan la unidad, pero sí están estos talibanes”, indicó Oltolina a la misma emisora.
Horacio Quiroga y Martín Farizano (Ilustración diariamente)
Lejos de un acuerdo y con más probabilidades de un quiebre definitivo, los radicales neuquinos comenzaron a transitar el último trimestre de un año convulsionado y polémico de cara a los comicios de 2010.
La Convención del partido tomó la iniciativa e intimó a las autoridades provinciales a que convoquen a elecciones internas antes de fin de año con el objetivo de definir los nombres de quienes encabezarán el partido centenario en la ciudad de Neuquén.
Tal intimación no cayó para nada bien entre los radicales “provinciales” que se encargaron de aclarar que los comicios serán convocados, pero que antes se analizará el escenario político con tiempo y sin apuros.
Este lunes, referentes de ambos sectores enfrentados se mandaron mensajes bien explícitos a través de los medios de comunicación.
Primero fue Alejandro Vidal, presidente del Comité Capital, quien aseguró que las autoridades provinciales estaban “amotinadas” en sus cargos y que esa actitud se reflejaba en la negativa de postergar el polémico llamado a elecciones.
Vidal se encargó de remover la herida que dejaron los comicios internos para elegir al candidato a gobernador, al recordar que los afiliados habían votado no sólo al postulante para encabezar una futura coalición el año que viene sino que además también habían votado una “forma de conducción” distinta a la de Horacio Quiroga.
“No llamar a elecciones internas responde a una decisión mezquina, de un radicalismo chico y sin aspiraciones y de un partido que pretende hacer de la política una actividad testimonial”, aseguró Vidal a RTN.
Desde el otro sector, fue el diputado y vicepresidente del Comité Provincia, Juan Oltolina, quien le pidió a “Alejandrito” que no sea impaciente, mientras que aseguró que tanto él como otros correligionarios capitalinos eran “talibanes de la política”, que lo único que buscaban era empujar a los quiroguistas fuera del partido.
“No son todos los radicales porque hay quienes buscan la unidad, pero sí están estos talibanes”, indicó Oltolina a la misma emisora.