Breve Reseña

Esta emisora de radio nace por una necesidad de comunicación que tenía la zona de Piedra del Aguila y sus alrededores.
Por aquellos tiempos un soñador llamado Oscar Isaac Lillo emitía por primera vez un 13 de octubre de 1986, la radio experimental Piedra del Aguila en amplitud modulada.
El objetivo siempre fue servir a las instituciones, destacar los parajes, sus pobladores (que por diversos motivos aun continuan aislados en zonas rurales), el mensaje comunitario, el llamado urgente etc., son frases que se destacan en la actualidad.
Los pobladores de estos lugares siempre están espectantes de la información y diversos acontecimientos que se producen en la localidad, en el País y el exterior debido a la cambiente realidad actual.
Hoy el medio de comunicacion va actualizandose tecnologicamente de acuerdo a las innovaciones que se producen en el campo de la radiodifusión.

Historias camino a Sañicó, cerca de Piedra del Águila

Los caminos secundarios esconden sorpresas. El fotógrafo Mariano Srur lo sabe bien. Por eso se desvió de la Ruta 237, cerca de Piedra del Águila, para llegar a un paraíso desconocido, al que luego volvió dos veces. Aquí, sus tres relatos.

1. Donde el paisaje cambia
Hacía años que conocía Piedra del Águila y tenía recorrido muchos de sus rincones, en especial el río Limay Medio por mi profesión de guía de pesca, pero me había propuesto ir un poco más allá. Cada tanto un amigo me contaba sobre el paraje Sañicó, al que se llega por un camino de tierra. Salí en esa dirección una tarde de fines de mayo, sin saber bien qué distancia iba a recorrer ni cuánto tiempo me llevaría.
Apenas se sale del asfalto de la Ruta 237 el paisaje cambia. Aparecen muchos cerros y se bordea un arroyo cuyo contorno se adivina por la cantidad de sauces que crecen en su costa. Cada tanto encuentro construcciones abandonadas, incluso tumbas antiguas, restos de un pasado mucho más próspero de la región. Antes de llegar al paraje Carran Cura, está la del almacén "El Agricultor".
Me encuentro en ese lugar con un poblador de apellido González que me cuenta que el almacén había sido de su padre y hacía años estaba abandonado. También me indica que tomando un desvío a la izquierda podía seguir en dirección a Sañicó.
Luego de una pronunciada subida entro en un camino rural en el que hay que pasar algunas tranqueras, que siempre deben quedar cerradas.
Se me hace de noche sin llegar a Sañicó. Decido sacar una última foto de unas nubes rojas en el horizonte y regreso por donde vine a Piedra del Águila. En ese momento no podía imaginarme que pasaría otro año antes que pudiera completar el recorrido.

2. El puesto abandonado
Hace pocos días tuve la oportunidad de completar el recorrido. Salí un poco más temprano, pasé Carran Cura, tomé el desvío a la izquierda y luego de algunas tranqueras encontré un cañadón rojizo que había visto desde Google Maps.
Buscando una mejor vista subí por la barranca y encontré el sol (que no se eleva demasiado en esta época) iluminando el contorno del suelo.
Poco después del cañadón, aparece a unos 400 metros del camino un puesto abandonado. Destacaba con la luz del atardecer y no pude resistir caminar hasta allá. Hay restos de un corral, de una casa, un baño para ovejas y su sistema de acopio de agua. Todo parece hecho con mucho cuidado y tiene detalles interesantes. Es una lástima que ya no tenga utilidad, la persona que lo ideó puso muchas expectativas en ese lugar. Me da gusto estar ahí y los minutos pasan sin darme cuenta. Me encuentro con un habitante inesperado, una hermosa lechuza de campanario.
Finalmente llego a Sañicó, donde hay una estancia con varios edificios muy interesantes, una escuela albergue y el edificio de la antigua estafeta postal que está habitado por una familia. Se me hizo tarde y ya no hay buena luz para sacar fotos. Sigo camino por la Ruta provincial 50 hasta el asfalto de la 237 para regresar a Piedra del Águila.
Encuentro un poblador que había salido a juntar leña en el monte, y se sorprende de verme ahí, pensando que estaba perdido. Es que esos parajes sólo deben ser transitados por la gente local. Me indica muy amablemente cómo seguir. En la penumbra distingo unas cuevas en la cima de una meseta, ya está demasiado oscuro pero me doy cuenta enseguida cuál va a ser mi próximo destino fotográfico apenas se den las condiciones.

3. Cuevas
Unos días después, miro por la ventana y me doy cuenta que el sol se está yendo. Me olvido que en esta época del año el día dura tan poco.
Tenía ganas de sacar fotos a unas cuevas que descubrí en un cerro camino a Sañicó. Repentinamente siento la urgencia del que llega tarde a un compromiso.
Le voy a avisar al Negro que estaba durmiendo una siesta. Le cuesta reaccionar, se levanta pero necesita calentar agua para ir tomando unos mates en el viaje. Lo conozco bastante y sé que eso es algo que no puedo negociar, así que mientras termina de despertarse, pongo el agua, enciendo la hornalla, desengancho el trailer del bote, cargo cámaras, trípodes, abrigo y lo espero afuera con el motor en marcha.
Una vez al pie de las cuevas hay que caminar un rato cuesta arriba. Llegamos justo con los últimos rayos de sol, lleno de colores cálidos a pesar del frío.
Cada paso que damos durante la subida levanta pequeñas nubes de cenizas. Son los restos de la erupción del Calbuco. Es algo molesto pero pronto van a ser un recuerdo cuando se las lleven el viento y el agua.
Hay una relación reveladora entre esta erupción y el material en el que están cavadas las cuevas, ya que forman parte de una capa geológica de cenizas volcánicas compactadas, producto de erupciones muy similares a la reciente, pero muchísimo más poderosas. Se cree que la acumulación de estas cenizas ocurrió en un tiempo muy breve, de apenas unos días. Capas geológicas sucesivas las fueron compactando, pero sigue impresionando por su grosor actual. Imagínense todo el paisaje cubierto de un día para el otro con decenas de metros de cenizas volcánicas… Una catástrofe regional y que seguramente tuvo influencia mundial. Ocurrió hace más de 10 millones de años y por lo que leí tal vez integre la formación Collón Cura.
Hoy es un bello lugar que se ilumina de naranja y amarillo para mi autorretrato vespertino. Hace millones de años fue el infierno en la tierra.
Más información:
www.marianosrur.com.ar