Tras la sequía y la caída de ceniza que afectaron la ganadería, la comunidad mapuche Ancatruz se lanzó a la cría de truchas. La primera cosecha fue un éxito.
Neuquén -
Luego de que las cenizas del volcán y la sequía afectaran a la cría del ganado, en la comunidad mapuche Ancatruz decidieron volver a construir corrales, pero en el agua.
Ubicados a pocos kilómetros de Piedra del Águila, mediante un proyecto acuícola desarrollado en el embalse, el año pasado, sembraron 16.500 alevinos y ahora hicieron la primer cosecha de truchas arco iris.
Ubicado en el límite de Neuquén y Río Negro, el embalse Piedra del Águila está sobre el lecho del río Limay. La siembra de alevinos se hizo en septiembre pasado y los primeros frutos demostraron que es un producto de excelente calidad, por el peso por pieza y el color de la carne. Carlos Ancatruz, actual lonco de la comunidad, indicó que “cada trucha está en un promedio de 350 gramos limpios”, y explicó que “las redes se compraron en Chile, como comunidad no lo podíamos comprar, el gobierno provincial, a través de Centro PyME las compró y recibimos apoyo constante”. A su vez destacaron que la producción será comercializada en el Alto Valle y el resto de la provincia de Neuquén, y también en localidades cercanas como Bariloche.
El embalse es el segundo centro de cría acuícola de la provincia y sus aguas tienen una temperatura propicia para la producción de diferentes peces. En ese marco, se considera innovador que una comunidad como la de Ancatruz consolide una nueva propuesta productiva de estas características.
Otra alternativa
Ancatruz está integrada por unas 86 familias distribuidas en los parajes Zaina Yegua, Paso Yuncón, Piedra Pintada y Sañicó. La mayoría son pequeños productores que por años desarrollaron la producción caprina y ovina. La comunidad también cuenta con un pequeño complejo turístico comunitario en el paraje Paso Yuncón, con seis rukas (cabañas), adonde se brinda servicios tanto para pescadores como para turistas que eligen este lugar para pasar el día o pernoctar.
No lo hicieron solos, en el proyecto se invirtieron 1,1 millón de pesos, gestionados por la provincia a través del Programa de Recuperación Productiva Post Emergencia de la Unidad de Cambio Rural. El ministerio de Producción y Turismo y el Centro PyME-Adeneu acompañaron en la gestión de fondos y la asistencia técnica.
Dicen que al final del arco iris está la olla con dinero y ese es el nombre de la trucha que hoy cosechan y con la que avanzan hacia la diversificación productiva de su economía.