Los mismos gasoductos que se usaban para exportar a Chile, ahora servirán para importar.
Mientras Neuquén espera reactivar su producción de gas, con precios que ahora oscilan, en promedio, entre 5,20 y 5,60 dólares el millón de BTU, Argentina comenzará el jueves una práctica inédita: comprarle gas a Chile, que será importado por los mismos gasoductos que hace poco lo llevaban al país trasandino.
Hace doce años nomás, en la primavera kirchnerista, que la Argentina dejó de exportar gas a Chile. Los cinco gasoductos que se construyeron para eso funcionaron desde 1998 hasta 2004. Implicó entonces la marca de inicio de la decadencia productiva de los yacimientos, y la pérdida de la soberanía energética. Ahora, el 12 de mayo, los gasoductos volverán a activarse, pero en sentido contrario: desde Chile, un país sin gas, a la Argentina.
Se firmaron dos contratos para importar gas desde el otro lado de la cordillera por alrededor de US$ 95 millones durante el próximo trimestre. Bolivia, como casi siempre, no cumple con los acordados 19 millones de metros cúbicos diarios. Y los barcos metaneros, que traen gas líquido, están al tope del cupo, con 45 cargamentos que colman la capacidad de regasificación en los puertos preparados para tal práctica.
El gas que Chile compra en el sudeste asiático, regasifica y nos vende, se pagará entre 6,90 y 7,20 dólares por millón de BTU. El gas que se importará es más barato que importar gasoil, que en el invierno es la alternativa. No hay otras fuentes disponibles de gas más barato, se ha explicado.
No deja de ser una impresionante paradoja.