Arrestaron a dos propietarios del boliche Kiss, en Santa María, donde murieron 231 personas. Y a dos músicos, acusados de encender bengalas. Se sospecha que había más gente de la permitida.
Basta ver el edificio de la disco: una estructura cuadrada y con una vía única de escape, para coincidir con blogueros brasileños que hablan de una “tragedia anunciada”. Ayer se observaban todavía los pequeños agujeros picados en las paredes por los bomberos de Santa María y por ayudantes voluntarios. Esos pequeños huecos fueron insuficientes para permitir una evacuación más rápida del lugar. “Se hicieron para permitir la salida del humo y no para el rescate de gente”, justificó ante esta enviada un suboficial de la Policía Militar.
Las autoridades admitieron que el plano de prevención y control de incendios del club nocturno estaba vencido desde agosto del año pasado. Pero ayer afirmaban que eso no impedía funcionar a la boite ; al menos, no legalmente. Lo cierto es que los extintores no funcionaron cuando el fuego tomó el techo, cubierto por una precaria capa de goma espuma y cartón. Fue lo que declararon ayer ante la policía investigativa uno de los custodios del local y un integrante de otra de las bandas que animaban el festival, Pimenta y sus Comparsas.
La fiscal Waleska Flores Agostini, representante del Ministerio Público, que participa en la investigación, dijo que “hay sospechas de que (los detenidos) tengan en su poder pruebas que interesan y que pueden desaparecer”. Según la fiscal, no se encontraron las cámaras del circuito interno que deberían haber tomado imágenes dentro del local. Tampoco se encontraron los datos de la caja registradora, que debería indicar cuánta gente estaba dentro de la disco. Según versiones, se habría superado la capacidad de mil personas, aunque esto no se ha podido comprobar.
Por esa razón procedieron a la inmediata detención de los dueños de la disco, Mauro Hoffmann y Elissandro Callegaro Spohr. Fueron presos ayer bajo la acusación de “alterar” la escena luego del accidente. También dos músicos de Gurizada Fandangueira fueron arrestados porpresunta responsabilidad en la desaparición de los artefactos de pirotecnia usados en el show, y causantes del incendio. “Los detenidos estaban obstaculizando las investigaciones que exigen preservar la colecta de pruebas materiales”, dijo la fiscal. Indicó, además, que el caso es caracterizado como “ delito de homicidio, porque hubo muerte violenta. Y lo que cabe ahora determinar si fue doloso o culposo”.
Jefes de la Policía Civil de Río Grande do Sul destacados para acompañar el caso dijeron que la información vertida en Facebook por los sobrevivientes del desastre “es un material inapreciable para determinar las causas”.
Esta ciudad de 263 mil almas, a 290 kilómetros de Porto Alegre, ayer fue tomada por los cortejos. Desde la mañana salieron más de un centenar desde el Centro Deportivo Municipal, donde se había realizado el reconocimiento de los cuerpos y los velatorios. El cementerio de Santa Rita, a la entrada del poblado, recibió la mayoría de los cuerpos de los estudiantes de Santa María. Allí se congregaron amigos, vecinos y parientes.
“No hay nadie aquí que no tenga un conocido víctima del incendio”, contó Joao Covolo, padre de jóvenes que se salvaron de la catástrofe. “Fui al entierro de dos hermanos, de 17 y de 19 años, uno estudiante de agronomía y el otro de derecho. Es demasiado triste”. Quien no tiene consuelo es el profesor universitario Silvio Vidal Dornelles.
Perdió a 31 alumnos de su clase.
Ayer, los chicos intentaron contener su propia angustia con improvisados homenajes. Un grupo optó por bailar delante de la tumba de un compañero recién enterrado. Al anochecer más de mil personas marcharon hacia el centro de la ciudad. Todavía están bajo el impacto del shock, como admitió uno de los sobrevivientes a esta enviada. Lo que vendrá después inevitablemente es la depresión.
Pasado el primer día, marcado por la emergencia, empiezan a surgir las justificaciones y disculpas. El intendente del Pueblo, Cesar Schimer, juró que la alcaldía realiza “rigurosas inspecciones” de las casas de diversión nocturnas. El gobernador de Rio Grande del Sur, Tarso Genro, quien ayer volvió a visitar Santa María, dijo a las familias de los chicos muertos que defenderá “cambios drásticos” en las inspecciones y promoverá una mejor fiscalización municipal.